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“El que ja-ja último, ja-ja mejor” |
Ahora solo se habla de eso en las escuelas de
la escueta Colombia: del matoneo. Matoneo por aquí, matoneo por allá, por
arriba, por abajo, angelito sin pecado (ay, se me metió Ricky de nuevo). Es la
nueva moda, más que los emo o los Bonice (o como dicen los vendedores: Bonai
Bonai); cualquier cosa ahora es matoneo, si los miran mal, si los muerden, si
los dejan encerrados en un baúl todo el día, si los apuñalan, etc.
En fin, esa es la moda aunque incomode, esas
escuelas ahora tienen todo solucionado para sus problemas de convivencia y no
dudan un solo instante en utilizar esa palabreja tan compleja. Pero debo
aclararos pequeños gigantes de la educación que la palabra “matoneo” y sus
derivados no existen en la lengua española; nunca podré conjugar ese verbo
porque no existe mis docentes amigos de la pizarra y de la tiza, nunca podré
decir: yo matoneo, tu matoneas, el matonea, nosotros matoneamos, vosotros matoneáis, ellos matonean, etc. No
es un verbo ni una palabra, por favor no hagan más uso de ese vocablo así como
no deben utilizar la arroba para la igualdad de géneros. Aunque no solo son los
profesores debo admitir los causantes de esos dolores de cabeza lingüísticos,
también mis amigos los comunicadores sociales, quienes son unas maravillas para
“parrandearse” el idioma con sus vocablos rebuscados o mal traducidos del
inglés, sus malas acepciones y sus horribles conjugaciones, hacen gala de
atrocidades literarias. Eso de decir "n mil veces" es una
asquerosidad gramatical debo aclararles, no existe… o se dice “n veces”, que
supone que un número es demasiado grande para ser cuantificado, o se dice “mil
veces”, que es un número bastante grande en algunos aspectos, por ejemplo: es
muy poco decir “tengo mil pesos” ya que esa cantidad de dinero es más que
ridícula (no sirve más que para unos cinco Tumix), pero es bastante alto para
decir “me hecho mil polvos en una noche”… si ven ,es relativo, pero no se deben
mezclar.
Pero la charla interactiva de este momento
(digo interactiva porque estoy navegando por internet activamente) no son los
gazapos de carácter monumental de algunos señores y señoras, sino acerca del
“Bulling”. La palabra no tiene traducción directa hasta el momento (como
“menage a trois”) pero se puede reemplazar fácilmente por “intimidación” o
alguno de sus sinónimos.
Pero algunos seres creen que eso es nuevo y
que acaba de llegar a Colombia por contravía visual a través de los seriados o
películas de la Norteamérica yankee; pero no! Como dicen los abuelos, en mis
tiempos ya existía eso, toda la vida ha existido. No es más que un reflejo de
lo que somos como humanos y de los tipos de sociedades jerárquicas que debemos
crear en cualquier ambiente que se nos atraviese. Desde tiempos inmemorables unos
han estado al servicio de otros que detentan el poder, ya sea por la fuerza o
por las malas, pero siempre ha existido ese “status quo” dentro de las
escuelas.
También recuerdo una gran frase que dice “para
que haya victimario, debe haber quién funja de víctima”. Sé que es medio fascista
la frase, sobre todo cuando las situaciones o personajes salen de lo escolar y
entran a lo mundano, pero encierra una verdad tan grande como una casa (más
grandes que las que planea hacer Santos), en donde se describe que en todo
lugar hay quienes por la fuerza se imponen sobre los demás, sobre aquellos que
son menos agraciados.
Recuerdo que en mis tiempos (no hacer cuentas
por favor) ya existía eso… algunos eran perseguidos por su graciosa vestimenta,
su particular forma de hablar o simplemente por “maricas”, mientras otros
(gente sin escrúpulos), hacían mofa de esos bellos seres que nos causaron
tantas alegrías a través de toda nuestra vida estudiantil. Y eso no los hace
menos o más gente ni a los unos ni a los otros; conozco muchos casos en los que
algunos de los que tenían por profesión ser “matoneados” (si ven cuán fea es la
palabra) ahora son personas bastante importantes en el mundo real: personas
completas y realizadas tanto personal como profesionalmente, sin que se anden
cortando las venas o dejándoselas largas. Y obviamente también sé de personas
que cometían los atropellos contra los demás que en este momento no tienen una
buena vida.
Es la razón de ser del humano, no le busquen
más “maricadas”; obvio que hay que llevar una vida más apacible y tolerante en
las escuelas (y en la 19 también), pero eso no es el fin del mundo, no es una
cosa alarmante, siempre y cuando esté en sus justas proporciones (como Belisario: hay que llevar la corrupción
a sus justas proporciones).
Pero como ahora todo traumatiza a los niños, a
esos señoritos que reinan sobre sus padres y sobre sus maestros, a quienes no
se los puede ver ligeramente mal porque lo demandan a uno, se traumatizan por
todo. Que los miran, que no los miran, que el movimiento Mira… todo les revuelve
las tripas y los vuelve un manojo de nervios (que serán acallados por algún
Nintendo Wii).
Por eso mi propuesta, aparte del desuso (no
hablo de Suso el Paspi, aunque también quiero eliminarlo por la salud mental
del pueblo colombiano) de esa palabrita medio cretina y medio pendeja, es que a
los niños los tienen que educar pero en defensa personal, y sobre todo, aceptar
que siempre, pero siempre, habrán abusones y abusados, que esa es la naturaleza
misma de la sociedad humana, y que dejen de hacer tanto escandalito por cuanta
puñalada o desmembrada por parte de un colegial se cometa en algún claustro
educativo. No digo ni público ni privado, ya que en las dos partes existe.
Además, dejemos de ver a los niños como santas
palomas inmaculadas, que yo también fui niño (no hacer la cuenta ya dije) y sé
que son crueles (bastante), mezquinos, envidiosos (mami, yo también quiero de
esas letras), manipuladores y odiosos. Es hora ya de corregir los problemas
como se merece: con “juete” venteado para que aprendan a respetar a sus mayores
y para que aprendan de una vez por todas que la vida no es fácil.
Claro que llegarán los desocupados del ICBF
para tratar a los niños como personajes ungidos de misticismo y como
ajustadores de partidas presupuestales y estadísticas, para “raptarlos” de sus
hogares. Obvio que hay casos en los cuales ameritan esas medidas, pero en la
mayoría solo sirve para romper el vínculo entre la familia y el infante, además
de servir como elemento re programador de las mentes de los niños para que
afirmen cualquier brutalidad contra sus padres o tutores.
Algunos ahora me tratarán de salvaje (sobre
todo las madres), pero no es más que la purísima verdad; a mí me dieron juete
(bastante) por cansón, pero no estoy traumatizado (tanto), no ando haciendo
escándalo por ello ni demandando a mis padres (aunque, como están las cosas,
debería no?) y no tengo problemas mentales serios (algo de esquizofrenia con
ira narcisista involuntaria como mi amigo Jim Carrey encarnando a Hank Evans).
Así que por favor dejen de mojar páginas y
artículos, y no me hagan escribir más acerca de esto, que por eso es que los
niños ahora se creen los dueños del mundo; pero me pregunto yo, si son los
dueños del mundo, por qué no se pagan sus cosas ellos mismos a ver cómo les va?
Que aprendan a respetar y a respetar a sus
matones, que sino, cómo hubiese comido gratis durante tantos años en el
colegio?
Pata: Que conste que el artículo está escrito
en la delgada línea del sarcasmo y la crítica, espero no se vengan avalanchas
en lanchas por mis comentarios. Añado, es obvio que hay que cultivar los
valores de la tolerancia, pero tampoco hacer de ello una locura total solo
porque ese país se educa con “La Rosa de Guadalupe”.
Patona: Para aquellos que conocen mi
contextura les será claro que mi poco abuso contra los demás no era de manera
física, era más bien emocional y oculta, pero efectiva. Y eso no me hace ni más
ni menos, de hecho, tengo ganas de disculparme con algunos individuos que
fueron víctimas de mis “críticas constructivas”, pero no tengo ni sus correos
ni sus cuentas de Facebook para desagraviarlos por mis mofas de fina
coquetería.
Pié mocho: Estos sutes, guaguas, chibolos,
críos, están faltos de golpes y regaños, porque ahora se creen con el derecho
de mangonear a cuanto individuo se les atraviese, so amenaza de demandar ante
el estado y ante esos mentecatos del ICBF para embargar, si oyó bien, embargar
sueldos de padres o adultos responsables.