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"Ella es la representante de ventas chinas" |
En estos días he estado retirado de estos espacios virtuales
debido a que ya estaba un poco cansado de tanto escribir acerca de las
noticias, así que me tomé un debido tiempo para leer y re-leer algunos libros
(lastimosamente solo de forma digital)… por cierto, qué bien merecido el Nobel
de Literatura que le otorgaron al “Kafka chino”, Mo Yan. Pero ahora, después de
ese paseo alucinatorio por toda la literatura que me gusta, vuelvo más
recargado que nunca.
La modernidad nos acribilla cada día, con nuevos inventos,
fabulosas creaciones y descubrimientos cada vez más inverosímiles. Tenemos
Estación Espacial (bueno, los ricos del planeta la tienen), redes inalámbricas,
telescopio espacial, medicina y genética avanzada, conectividad en la palma de
la mano, etc.
Aunque también esta época tiene un aspecto más surrealista,
más extraño que la ficción; tiene ciertas personas y conceptos que más allá de
lograr explicaciones concretas a los problemas de cada día, nos hunden más en
la ignorancia o en el despropósito.
Aclaro: no voy a discutir acerca del alma, ni de dioses ni
de energías psicodélicas que inventan cada día, porque ese es un tema sensible,
pero me gustaría desglosar un poco toda esa nueva vertiente de conocimientos
actuales que son renombrados de forma fácil como “ancestrales”, para así no
solo calmar cualquier dolencia que se presente, sino también para comercializar
toda ridiculez que se les ocurra poner a los comerciantes con algún rebuscado
nombre chino.
No puedo negar que nuestros antepasados sabían muchas cosas,
como fajar a los niños cuando sufrían de dolencias estomacales, hacer
infusiones con yerbas y plantas diversas para calmar cólicos o atender las
necesidades de algún enfermo, es más, yo mismo soy seguidor del agua de
caléndula que me ayudó después de alguna intervención quirúrgica; pero que de
ahí a que en una poción de prepucio de pipí de jabalí esté la solución a los
problemas eréctiles de algún individuo, me parece más que absurdo.
Es que realmente estamos regresando, dando una vuelta de 180
grados, y digo 180 porque estamos retrocediendo al oscurantismo y a la edad
media, cuando se necesitaban esas pócimas no solo como una forma de cohesión
familiar, sino como un reflejo de la ignorancia acerca de lo que es la verdadera
ciencia; solo nos falta ahora empezar a juntar en un caldero ojos de sapo y
patas de rana culeca.
Ahora cualquier enfermedad, sea una gripa, un mal de amores
o un cáncer terminal pueden ser tratados con cualquier menjurje, cualquier
pócima que a un costo mayor del que se presume al principio (evidentemente)
promete aliviar nuestras penas y nuestros dolores; se recurre a los argumentos
más inverosímiles, desde que en la isla de Samoa existe una planta que no se la
comen los insectos (así será de sabrosa) hasta que en el pelo púbico crujiente
de un saltamontes mutante habita el secreto de la vida eterna.
Qué es eso por dios, por Belcebú o por Kafka! Ahora todo
tiene solución en algún té chino del doctor Ming (así no se llamaba el enemigo
de Mandrake?), todo es posible gracias a la infusión de brebajes y a la
manipulación de la habichuela. Es increíble que alguien se ponga a sacar
semejantes cuentos y a realizar esas menudas mezclas, pero es más increíble aún
que alguna gente crea ciegamente en todo eso, en toda pendejada que les vendan
en un infomercial como la cura milagrosa, como una cura para todos los males de
la humanidad.
Pero lo ridículo y absurdo no termina ahí; a pesar de todo
lo que ven y usan todos los días, como la aspirina, el ibuprofeno (el preferido
de los médicos del seguro)y de otras cosas farmacéuticas, reniegan y vociferan
contra ellas: debo aclarar que sé que no son ningunas peritas en dulce los
señores de Pfizer y toda esa carrangada de avariciosos, pero tampoco se puede
negar que han creado, inventado o expropiado muchas buenas medicinas, o sino
pregúntenle a algún hombre con disfunción eréctil que encontró la solución a
sus plegarias dentro de una pastilla azul. Aún después de entregarles cualquier
argumento, seguirán creyendo en las matas de la verdad, porque Dios hizo todo
en beneficio del hombre (como la malaria, la tifoidea o el raquitismo que
sufrimos porque no podemos sintetizar la vitamina C) y de ahí la creencia de
que todo en la naturaleza tiene un sentido; creen y se comen ese cuento día
tras día, ese Sancocho Místico de la Salvación que está sazonado con la
ignorancia colectiva de creer en cualquier alucinación absurda de algún
oriental quebrado.
Claro que de investigaciones ridículas también está plagada
la ciencia de verdad (no la astrología mi amigo amante de los horóscopos), pero
creer que el elixir de la vida eterna está en los gametos seminales del pato ya
es un absurdo de proporciones bíblicas, de realismo mágico me atrevería a
decir. Y eso demuestra de manera inconfundible que Macondo no solo vive en
Colombia, sino en todo ser que luche por entender el universo a través de una
flor de canela y de muchas, pero muchas velas blancas.
Así que ahora encuentro un nuevo camino en mi vida, una
nueva salvación (sobretodo económica): mezclaré caspa de rata, cuero de alas de
colibrí (así sea Colybritany), uñas de ornitorrinco salvaje, mocos de caribú y
adobo de testículos de curí virgen para venderlos en una oferta televisiva
(esta oferta no la encontrará en tiendas) y decir que es la cura para todos los
males (como los culebreros), y voy a explicar el porqué de cada elemento: caspa
de rata, pues es evidente, no han visto en dónde anda metida la rata y que aun
así siguen reproduciéndose y produciendo sudores? Qué mayor concentración de
ese poder que la caspa del animal. Alas de colibrí porque poseen un elemento
determinante para moverse a una velocidad impresionante que le ayudará en sus
quehaceres diarios. Las uñas del ornitorrinco tienen la capacidad de crecer en
un animal mixto que nos demuestra la fusión que tiene la naturaleza en sus
sabiduría al crear esta mezcla de pato con pez. Mocos de caribú porque siguen
sobreviviendo a pesar del frío de la tundra, proporcionándole al cliente una
barrera natural contra el resfriado y la gripa. Y finalmente el adobo de
testículos de curí es para la potencia sexual, no se han dado cuenta que
siempre dicen “están cogiendo como curíes”?
Así pues contrataré a algún chino que me pose para la foto y
salga flamante con sus ojos milenariamente rasgados en la caja de lo que
llamaré “El Sancocho Místico de la Salvación”, que no se vende en tiendas sino
por el 01 8000 ACMUPT. Incluso hasta ya tengo el nombre en chino para que todo
el mundo me crea (bendito traductor de Google): 神秘汤的救赎
Si no me creen, copien y peguen el texto para que se
impresionen. Y de paso llamen ahora, las líneas están abiertas!
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