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"Ojos de sapo, patas de rana" |
Hace
algún tiempo, no muy largo, en el país de nunca jamás ocurrió una triste
historia, llena de dolor, sudor, sangre y lágrimas… no se trata de ningún
cuento alado de hadas y brujas, sino de una historia de la vida real…
pero para ya quitarle el dramatismo no pasó nada grave, solamente fue una
intervención quirúrgica.
Un
santo miembro de mi casa, de mi hogar, de mi terruño sufrió una triste
complicación que está fuera de su rango de edad: sufrió una apendicitis aguda y
pues le tuvieron que extraer esa mala fuente de problemas (y los evolucionistas
dicen que somos creados divinamente y de manera perfecta), pero como esa
persona está bastante lejos, pues mi preocupación era evidente al no poder
verificar su estado de primera mano.
Y
entonces se encendió en mí esa flama, ese calor, esa luz de la búsqueda de
opciones más allá de lo evidente, léase, me interesé (brevemente) un poco en el
oscurantismo que rodea a toda nuestra aldea católica. Ya que sin tapujos lo
digo acá: fui criado como católico, mi familia es católica también y tenemos
bastante influencia de la santa iglesia católica; y así pues yo tengo esa
fuerte vertiente de fe que no practico pero que me indujeron como un parto
contra natura. En este momento me encuentro en libertad condicional por el
tiempo servido a esas no tan nobles causas de la evangelización.
Pero
nunca, nunca en la vida (suena como a vallenato) me había interesado por un
aspecto de superstición que se practica de sobremanera en el país de la
lechona: las novenas.
Obvio
que conozco la novena de aguinaldos que se celebra cada fin de año para
emborracharse y tirar pólvora al son de maracas y de Pastor López, ah, y creo
que también para festejar algo del niño Jesús, creo que su humilde pero
efectivo nacimiento en una aldea de esa zona caliente del mundo llamada oriente
medio, pero hace muy poco me enteré de que también existen novenas a los
ángeles, a los santos y a vosotros hermanos para que intercedan por lo que sea:
si andas sin trabajo, toma tu novena; si no tienes marido, toma tu novena; si
quieres otro mozo, toma tu novena; si quieres un ascenso, toma tu novena; si
vas para el Andino, pues coge por la novena… y así…
Entonces
me puse a investigar en la fuente primaria de la información poco veraz y
efectiva: internet. Navegué por todo lo que me entregaba el buscador y vi que
no eran pocas las páginas donde ofrecían de manera gratuita novenas y rezos
para solucionar cualquier problema, sobre todo los problemas de amor y de
mozas.
Que si
tu marido te dejó utiliza un moco sacado con la mano izquierda y déjalo un día
a la luz de la luna llena, luego enjuágalo en agua de “mipalo” y por último
prende una vela encima de eso, verás que al poco tiempo lo tendrás a tu lado…
Pfff…
por favor! Creen en cada cuento por la desesperación, pero eso no termina ahí,
rezos, cánticos, alabanzas y demás están a la orden del día… no pueden faltar
evidentemente las velas de todos los sabores, formas y colores; los inciensos
también son parte integral de esta superchería que se basa en la más profunda
ciencia venida de las aguas de calzones (o de pendejos, como dicen en otras
partes). Y así me di cuenta que la estupidez no solo está alojada en la tienda
naturista, sino también en toda mirada abstracta que se quiera aplicar a la
vida cotidiana a través de infusiones y yerbas; que la gente en momentos de desesperación
o de desocupe, echa mano de lo que se le cruce por su paso para así saciar sus
bajas o medias pasiones.
Porque
acá lo digo sin tapujos de ningún tipo, creer en ángeles o en arcángeles y
demás es creer que tienes un esclavo súper poderoso para hacer todo aquello que
está fuera de tus manos, sea por pereza o por incapacidad… creo que si en
verdad existe un dios, no sería tan escolástico de poner a la disposición de un
ser tan vil y rastrero como un humano a una entidad de poderes casi ilimitados para
hacer sus non santos oficios como atraer a un hombre o quitarse el mal de ojo.
También afirmaré con toda violencia que creer que la pata amputada de un animal
te traerá suerte es bastante estúpido, pero pensar que burócratas celestiales
cambien el rumbo de la vida humana es risible e hilarante.
Y me
imagino cuantas personas harán todos estos cultos y oficios con tal de
agarrarse de algo, de creer en algo que tiene la excusa perfecta para su
funcionamiento (como todo en la religión): si en realidad sucede, pues ahí está
la prueba fehaciente de que todo el mundo espiritual funciona y está al alcance
de todos, y si no funciona, pues es más fácil aún y se lava las manos diciendo
que no fue suficiente la fe que se le invirtió al asunto. Como lo digo siempre,
de excusas pendejas está lleno el mundo.
Lamento
informarles que si su marido se fue con otra es porque ella les da algo que
ustedes ya no tienen, sea lo que sea, o que simplemente es su naturaleza andar
montando a cuanta mujer se le atraviese, y que un menjurje de aguas de calzón y
otras bellezas gastronómicas venidas de un caldero mágico con agua de mentol no
lo van hacer volver. Que si no tienes trabajo puede ser por tu incapacidad de meterte
a uno o por la situación que está atravesando la región por haber elegido a los
mismos de siempre.. pero si ves, la culpa es del ser humano, no de animales
asexuados de procedencia alada que juegan con tu pobre corazón.
Entonces
así terminó mi breve incursión en todo ese mundo descerebrado de la fe
conveniente, de la fe maleable a petición del consumidor… mi rectitud
intelectual no me dejó adentrarme más en todo ese menjurje de recetas y padres
nuestros que recomiendan para hacer volver al ser amado. Además, creo que es
bastante egoísta de parte de una persona querer manipular a otra con semejantes
“tonteras” como dice sabiamente mi madrecita santa. Que eso no es otra cosa más
que otro caldo de pollo para idiotas que buscan controlar el mundo con pelos de
rana calva y calzones juagados. Pero me imagino que para todos ellos que son
tan católicos también debe ser muy moral jugar contra el libre albedrío que
tanto pregonan.
Así
pues dejo mi recordatorio de eso de que no entiendo cómo carajos funcionan las
novenas, no sé ni pienso saber cuántos pétalos de rosa pasados por agua de
berenjena deben ponerse para juntarlos con los alfileres y las lociones y así
manipular el mundo y el destino. Que no sé como será la duración y las horas en
las cuales debo realizar severendos conjuros para que todo salga a las mil
maravillas. Pero sobre todo: que nunca, pero nunca en la vida caeré en
semejante superchería sin fundamento, que a pesar de que me han tocado momentos
duros nunca utilizaré mi preciado tiempo en tratar de mover el mundo de los
espíritus con monedas chinas ni manzanas envenenadas. Porque yo sí uso ese
complejo sistema llamado cerebro.
Alguien
me dijo: es que tu pequeño corazón no te deja ver la verdad; a lo cual le
contesté con la mirada altiva que me caracteriza: tal vez, pero mi cerebro
grande me dice que no debo gastar mi tiempo y dinero en pendejadas, además, no
me queda otra que confiar en la ciencia para solventar mis necesidades, que es
de la única que doy fe porque la puedo probar y constatar con estos ojos que se
comerán los gusanos.
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