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"Lo sabía" |
Enhorabuena, después de tantas
catástrofes, masacres, noticias del entretenimiento y cosas por el estilo que
tenemos que aguantar estoicamente día tras día en mi nación soberana, por fin
ha llegado algo digno de celebrarse, algo que esperábamos los colombianos de
bien hace mucho tiempo, la gente linda, pudiente y pujante (porque somos bien
pujantes): A mi aguadeño del alma, a ese hombre de “fierro” que dirigió y
digirió con pulso armado y con corazón grande mi república bananera ahora se lo
ha escogido entre los más grandes próceres de la historia colombiana como “El
Gran Colombiano”.
Y no es para menos, quién mejor que él
para encarnar al Gran Colombiano y al gran hermano que tenía los ojos y los
oídos puestos en la sucia prensa que lo atacaba, siempre presto a utilizar sus
medios legítimos de escucha en el D.A.S. y en otras partes para llevar a
Colombia a la gracia del señor? Nadie, o como dice el colombiano promedio:
“Nadies”.
Porque este año es el regreso de los
grandes, por ejemplo, en cartelera vuelve el hombre de hierro para reclamar su
pedestal como el súper héroe más grandioso de la historia; así es como también,
después de toda el agua sucia y llena de kriptonita que le lanzaron al cálido
seno de mi expresidente, la sociedad se reivindica y nos lo devuelve a sus
justas proporciones al convertirlo en un estandarte de valores y un dechado de
virtudes.
La verdad es que no es descabellado
comparar al héroe Kal-El del planeta Kripton con el expresidente críptico que
tenemos: tiene poderes fascinantes que le permiten saber todo lo que pasa en la
Casa de Nariño así en su época no supiera qué era lo que pasaba ni en el sótano
de ésta ni en la sotana del Procurador. Su oído de tísico y su odio trifásico
hacia “la far” solo era por el amor que le tiene al pueblo compungido de la
América India que vino a limpiar. Él, como el Kriptoniano, es un faro de luz
para la humanidad.
Yo sé que algún día (me imagino bajo el
influjo de una pócima de algún archienemigo) se declaró a sí mismo como Bruce
Wayne, como el encapotado ese que vigila con su mano paramilitar a Ciudad
Gótica (coincidencia?), pero él no se anda por la sombras, se arregla su seno,
se encomienda a la Santa Patrona y, luego de “jartarse” sus goticas de
valeriana, sale a combatir el crimen, pero no de forma oculta, sino con todo el
poder de su verborrea paisa y con su Twitter ardiente.
Por eso es verdad que él es nuestro
superman criollo; y ahora que Superman vuelve sin los calzones por encima, pues
así, de la mano de Christopher Nohlan o de la mano de J.J. Rendón o la del
Espectador y History Channel, yo conmino a que vuelva mi Uribe así sea sin
poncho, qué caray, pero que vuelva ahora, así sea en puerco ajeno cuando
encuentre algún empaque vacío que se le parezca, sea “uribito”, ese cachorro
que ahora corre libre por la pradera, o ya sea en el cascarón vacío de Oscar
Iván Zuluaga, el niño monster ese que lo acompañó en la cartera de Hacienda en
su mandato.
Es cierto que muchos izquierdosos y
malpensados lo quieren ver de capa caída, con su pecho prominente en tierra o
tras las rejas, esa gente mala que no ve todas las bondades de este hombre
Tricentenario, de este adalid de la justicia. No ven que incluso no solo tiene
súper poderes sino que, como Jesucristo, tiene doce apóstoles que le han
guardado las espaldas para que no caiga en manos del mal. Así que se van a
quedar con las ganas mamertos, porque es cierto que a Menem lo mandaron a la
cárcel por vender armas y por lucrarse de ello, pero a mi hembro Álvaro no le
pueden hacer eso porque él nunca se lucró de las armas que les dio a las
Autodefensas Unidas de Colombia, él se las regaló (oiga bien, lávese las
orejas) porque uno puede hacer con sus cosas lo que se le venga en gana; él
demostró en su reinado de difuntos y flores y fosas y desaparecidos y
terratenientes y cosas de esas que este país no era más que otra de sus fincas
y por ello tiene plena potestad para entregar a sus muchachos lo que quiera,
como hizo hace poco el bollo perfumado de Rodrigo Mesa Cadavid repartiendo
olores y dinero a diestra y siniestra.
Pues ya lo dijo un amigo, que detrás de
toda esa sátira que se usa para acusar a mi Álvaro, está el respeto, el amor y
la admiración que se le debe profesar a este homúnculo delicioso que nos tiene
en ascuas todo el tiempo a la espera de su regreso triunfal; quiero que las
cosas vuelvan a ser como antes, cuando sus muchachos se llamaban con todas las
letras A.U.C., no como ahora que les pusieron ese feo nombre de BACRIM (suena
como una bacteria, pero es un antibiótico de amplio espectro: mata todo lo que
se encuentre), dejémonos de eufemismos por favor!
Quiero que ahora que Andrés Felipe Arias
(que es otro “lindo”) vuelva a las lides de la política sana y con tierras que
solo los más cercanos al expresidente saben manejar, que dejen ya las absurdas
acusaciones contra ese cachorro del imperio que solo quiere mordisquear un poco
de la torta burocrática nuevamente. Quiero que Rito Alejo salga ya de esa
cárcel maluca que le impusieron por lograr pacificar Antioquia (desagradecidos);
que vuelva Papá Pitufo de las selvas norteamericanas y deje ya de comunicarse
con José Obdulio a través de sus antenitas de vinil que detectan la presencia
del enemigo. Que vuelvan todos por favor, los queremos libres!
Bueno, y si ya no hay de otra, pues que
vuelva también Pachito, pero que vuelva al menos a las olimpiadas FIDES para
que ahí si salga con todo su jugueteo y sandungueo a hacer las delicias de grandes y chicos.
Así que esta decisión indiscutida de
otorgarle a Uribe el Tótem de la salvación por parte de El Espectador sea el
punto de partida para que todo vuelva al cauce del bien, con este súper héroe
que nos guardará para siempre en su amplio y cálido seno paterno-materno, eres
el “más” de todos los tiempos.
Y para aquellos que no les guste, pues
bala señores militares ahora que ya tienen el permiso abierto para matar a todo
aquel que tenga cara de guerrillero, izquierdoso o campesino, ahora que ya todo
es posible en esa vida que se dilucida para los héroes de la patria. Porque al
que no le guste, toca darle en la cara, por marica!
Y al que no me crea, acá está la prueba fehaciente:
http://www.elespectador.com/entretenimiento/arteygente/gente/articulo-429605-alvaro-uribe-el-gran-colombiano
"El sarcasmo es la herramienta de una mente debil".
ReplyDeleteArthur Schopenhauer.
Es cierto, por eso necesitamos una inteligencia superior que nos diga lo que debemos pensar, que nos muestre un norte o un Centro Democrático para ser más fuertes mentalmente cada día.
ReplyDeleteGracias por participar.