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"Qué le estás haciendo a ese muchacho, mi Tigre" |
¿También puedo pecar, cierto? Ahora la
pasión “futbolera” se me impregnó en todo el cuerpo, se me metió por debajo de
la ruana y sacó el amarillo de la camiseta de mi selección para asirse
fuertemente a mis huesos patrocinados por Caltrate, ahora ya quiero ser uno más
de los que gritan en el estadio las sendas arengas para con el tricolor
nacional.
Porque me di cuenta que soy solo un
colombiano más, que critica todo pero no hace un carajo por solucionar nada,
que me ufano de tener dos mares, tres cordilleras y tres huevitos pero no muevo
un dedo para arreglar algo… pero sobre todo, que soy un colombiano aparente,
como el resto de mi país, que ve lo importante en la apariencia y no en la
esencia.
Ahora ya estoy lleno de triunfalismo
patrocinado por Ricardo Urrego y todos los comentaristas deportivos que
ensalzan a la selección cual caldo Ricostilla y dicen que estamos para grandes
cosas, como cuando teníamos (según Pelé) la mejor selección del universo y nos
sacaron como pepa de guama en ese mundialito de la esperanza, o como cuando los
deportes giraban alrededor de Juan Pablo Ángel y su paso por cada equipo en el
que sacara la garra.
Es que ya quiero ver a mi selección
grande y poderosa como el Tigre Falcao haciendo las delicias de grandes y
chicos allá en Brasil 2014, jugando como los dioses del Olimpo que son,
haciendo goles al ritmo de batucadas y “jogo bonito”, correteando a las garotas
por todos los moteles cercanos a la concentración (cosa que nunca pasa).
Quiero ver grande mi bandera ondeando en
las tribunas del Maracaná mientras suena el segundo himno más chusco y coqueto
de la creación (en serio, ¿dónde carajos fue el concurso?), quiero ponerme la
camiseta, arremangarme la patita y salir a jugar todos los fines de semana con
los compañeros de la oficina para así creerme un Beckham más, un Oliver Atom
criollo que hace tiros de remate o de recontrachanfle, hacer goles a lo lindo y
celebrarlos bailando champeta al mejor estilo de nuestros afro-seleccionados.
Ahora que ya tenemos posibilidades
matemáticas muy altas de pasar de “one” al próximo mundial, mi necesidad de
aparentar un amor eterno a todas las luchas de mi pueblo se hace más y más
grande cada día. Ahora que todos ya estamos enterados de cuántos puntos tenemos
y cuántos nos faltan pues ya podemos hacer lo que más nos gusta: soñar y beber
todos de él, porque ese es el cáliz de la alianza nueva y eterna que será
derramada por vosotros para beber por la selección… haced esto en conmemoración
mía.
Es que en realidad los colombianos somos
muy aparentes, y pues ahora que ya se acabó la moda de dárselas de campesino
(yo soy campesino, mi padre fue campesino y hasta mi iPhone es campesino) y de
marchar y hacer protestas hasta en Montreal (¿?), tengo que encontrar otra
manera de darle uso a mi tiempo libre más allá de criticar y soñar con tomarme
otra cerveza Águila (sin igual y siempre igual)… así pues ahora seré otro
“fans” (un fans, dos fans) del equipo nacional que nos llenará de orgullo en
esas tierras de “ordem e progresso”.
¿Qué importa que el país se esté
desmoronando, o que a Uribe lo saquen a madrazos de todas partes? ¿Qué importa
que los campesinos sigan sin qué comer? ¿Qué importa que muchos se vean como
una butifarra mal empacada con su nueva y flamante camiseta de la selección
(apariencias hijo, apariencias)? ¿Qué importa que el T.L.C. esté a punto de
acabar con la producción? ¿Qué importan todas esas “bobaditas”, si lo
importante es siempre estar a la moda y la moda es ahora mi selección y beber
gracias a ella?
Ayer se protestaba y se hablaba tan
bonito del campesinado que era la sensación, pero ese amor es un periódico de
ayer que nadie procura ya leer: “sensacional cuando salió en la madrugada, a
medio día ya noticia confirmada, y en la tarde… materia olvidada, el paro es un
periódico de ayer”, gracias al fútbol todo vuelve a ser normal en el mundo del
amor baboso, en el país de lo aparente nada ha pasado, así en el Putumayo y
otras regiones olvidadas que como capitalinos poco o nada nos interesan sigan
en protestas porque no sólo tienen hambre sino que más encima les queman sus
cultivos y sus semillas.
Así que gracias mi Selección Colombia,
gracias a Pinturas Terinsa (la otra pintura de calidad), gracias a Cerveza
M-Aguila, gracias al tiro de esquina tarjeta débito Conavi, úsala en cada
esquina (lo siento, hace mucho que no veo un partido) y póngale color hermano
no bolivariano a esas camisetas, píntelas de amarillo que yo se las coloreo.
Y por último recuerden prenderle velitas a la moza del Bolillo, sin ella no estaríamos ad portas de "la cita orbital".
P.D.: Sigo siendo “fans” de Falcao, es
taaaaaaan lindo…
hijo de puta la ruana la tenemso todos adentro y el paro es una realidad que debe ser de todos pobre babosos que esusted imbecil demi erda
ReplyDeleteAl menos debería aparentar escribir bien o al menos tomar un cursito on-line de redacción... Hay que aprobar el segundo de primaria para aprender a leer y luego haga un curso libre en el Instituto Meyer para que entienda la siguiente frase:
Delete"Sarcasm is not allowed in your country"
P.D.: ¿Usted tiene la ruana adentro? Con razón escribe tan extraño y con tanto afán...