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"La bicicleta verde ayer se me perdió" |
Colombia, donde la política se inventa y se re – inventa día
a día, no por cambios filosóficos de sus participantes, sino por el color del dinero
y del hambre burocrática, donde todos cambian de color, se reciclan partidos,
se crean nuevos y se mimetizan los antiguos, es el escenario de un nuevo
esperpento basado en esa rica tradición: El partido Verde.
Un partido pegado con buenas intenciones, lápices y Mockus, con
actores y juventudes en Facebook que nunca se materializaron en las mesas de
votaciones en aquella elección presidencial, aquella en donde era evidente que
iba a ganar el candidato del gobierno, apoyado por toda la gran maquinaria del
estado al servicio del presidente de ese entonces; pero de la ilusión de la ola
verde se pasó a la risa y al ridículo, no solo con el discurso que dio el
candidato en esas fechas sino por ver en que payasada se convirtió después; y por
las siguientes razones:
Primero, el candidato principal fue despojado de su título,
de su mal liderazgo, por las mañas y argucias del recién llegado Peñaloza (tan
genial él que se adapta con su forma camaleónica a cualquier política). Además,
debemos recordar que este personaje (Peñaloza) fue quien vendió al electorado
bogotano la sublime idea de que el progreso es cemento y que la ciudad mejora a
medida que él, con su don de urbanista y de uribista verde, implanta más
bolardos, repara calles y coloca relleno fluido en las avenidas, en las
troncales de Transmilenio que se desarmaron poco tiempo después (error por el
cual estamos pagando todos los días).
Segundo, su eminencia en el liderazgo, el adalid de la
justicia obrera y trabajadora, aquel hombre que se levantó de la pobreza y del
anonimato para convertirse en Alcalde Mayor de Bogotá y luego, como buen
malabarista que es él, convertirse en la pareja de baile del Dr. Álvaro Uribe
en la campaña a la alcaldía (cosa que me llenó de asco y de risa), no sirvió
más que para acaparar la atención de los
payasos y de los desorientados. Es que a Lucho nunca le ha faltado gracia y
picardía para mimetizarse en el ambiente en que lo pongan y hablar todo en
sentido burlesco, jocoso.
Y tercero, ahora lanzan un comunicado típico de su falta de
brújula política, de su falta de vergüenza y de estrategia, argumentando que no
están a favor ni en contra del gobierno, diciendo que no son ni lo uno ni lo
otro, sino todo lo contrario.
Que falta de respeto con el pobre electorado que botó su
voto con ellos por el sueño de una Colombia mejor (debería hacerse un Reality
que se llame “Votando por un sueño”); que falta de respeto con todos aquellos
que creyeron alguna vez que ese triunvirato virĭdis iba
a servir para algo.
Espero que el nuevo color que tomen ahora sea el que más les
conviene: el negro, el color del muerto y del funerario; porque el color verde,
nos damos cuenta ahora, no era más que un simple y vano esfuerzo por acoplarse
a la moda ecológica en todo el mundo, moda cautivante pero más costosa en
muchos aspectos.
Qué lástima y que tristeza me dan esos pobres políticos
acuartelados en esa mezcolanza, en ese menjurje de ideas cortas y barbas
largas; pero no debemos jamás preocuparnos por los políticos, esos pobres seres
que en aras de sobrevivir en ese mundo volátil de la política, realizarán
nuevas y astutas maniobras para quedarse en el poder o al menos, con una parte
de la torta burocrática, así les toque bailar con la más fea (nota: no le estoy
dando ningún apelativo peyorativo al megáfono de la fiesta a la alcaldía ni a
aquel que lo portaba).
P.D.: No les dará al menos un poco de escozor que Petro con
su partido de rápida creación les haya ganado tan fácilmente?
Otra: En otro artículo hablaré de otra gran exponente de la
gracia del Partido Verde: Gilma Jiménez, una persona tan astuta que utiliza su
pobre conocimiento de las leyes para mover masas ignorantes que claman sangre
en vez de justicia.
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