"Hoy no hay mensaje cómico aquí" |
En estos días falleció el padre de uno de mis mejores amigos
(de hecho no tan lejos, ayer en la madrugada), a quien quiero casi como a un
hermano, y al ver la realidad me quedé sin palabras e impotente sin poder
acompañarlo físicamente en esas horas lúgubres y sombrías, no puedo acompañarlo
más que con el espíritu y con el corazón. Espero que su dolor se amilane un
poco día a día, aunque espero que nunca olvide a su padre ni en su mente ni en
su corazón.
Me doy cuenta con esa partida que todos aquellos con quienes
crecimos han ido sucumbiendo al brazo frío de la muerte dejando en nosotros nada
más que tristeza por su ausencia; tengo también ahora que hacer un paralelo con
aquellas muertes que han afectado mi vida: La muerte de mi hermano, ocurrida ya
hace bastante tiempo, esa muerte extraña para un niño tan pequeño, esa muerte
que no solo me privó de su presencia sino que disminuyó física y psíquicamente a
mi familia; mi abuela materna quien murió hace ya algún tiempo pero que aún la
recuerdo vívidamente, recuerdo su amor y su cariño, su calor que me protegía
cada vez que visitaba su casa, esa casa que con tanto esfuerzo y dedicación
levantó a pesar de estar sola y criando a 9 hijos.
Luego le llegó el turno a mi abuelo, un hombre criado en el
rigor del día a día y quien nos enseñó a mi padre y a mí el sentido del
escepticismo que nos caracteriza, del trabajo y de la constancia que yo,
lastimosamente, no aprendí por completo; y finalmente la partida de mi abuela
paterna, Inés, quien cuidó de mí durante mucho tiempo de mi infancia y a quien
no pude darle las gracias por todo lo que hizo al educarme debido a estar lejos
de ella, buscando cosas que no se me habían perdido en otras partes del país.
Y eso tal vez es lo que más me duele, que en los momentos en
los que partieron mis últimos dos abuelos no estuve a su lado, ni al lado de mi
padre, mi madre ni de mi hermana, por creer en otros ideales que finalmente no
me condujeron a nada; aunque no puedo culpar a nadie más que a mi
terquedad sin razón, culparla por
haberme hecho alejar de lo único que tenemos para toda la vida, aquello que
verdaderamente llena el alma en los momentos en que otros simplemente nos
abandonan: la familia.
Pero la muerte no termina con todo, queda aún el amor
presente en nuestras vidas, ese amor y cariño que supieron darnos aquellos que
ya no nos acompañan, esas cosas que nos dejaron para hacernos mejores personas,
aquello que queda en la mente y grabado en el alma. Quedan sus enseñanzas y sus
cuentos, sus virtudes y sus alegrías siempre rondando nuestra existencia.
Gracias a todos aquellos que, aunque ya no estén con
nosotros, nos abrigaron y nos dejaron lecciones inolvidables… Y, nuevamente, me
disculpo con aquellos con quienes no estuve en los momentos finales para
despedirme correctamente por seguir fuegos fatuos, fuegos etéreos y sin sentido…
Y una vez más, un abrazo fraterno para mi amigo y toda su
familia; entereza y valor son algunas de las muchas palabras para ofrecerles
en, como lo llamó el mismo Andrés, este valle de lágrimas. Aunque yo sé que él
es un hombre de gran entereza moral y de un carácter fuerte como lo demostró
hace más de un año cuando habló en una misa, que sabrá afrontar esta pena con el
coraje que lo ha caracterizado.
Fuerza y coraje amigo mío, te acompaño en tu dolor.
P.D.: Es una verdadera lástima que en la vida no exista un “deshacer”,
un “Control Z” para volver atrás y enmendar errores del pasado.
A todos nos pasa lo mismo, cuando perdemos a los seres queridos, es cuando los valoramos en su verdadera dimension.
ReplyDeleteEl dolor por la perdida de un ser querido, solo es sufrido por quien ama, los demas apenas vislumbramos esa pena. Phillippe expresale mis mas sinceras condolencias a nuestro amigo Gonzalo.
Nuestra actitud ante la muerte es lo que nos hace verdaderamente humanos, es el camino para la construccion de la humanidad.
Así suene frase de cajón, es en los momentos difíciles en los que valoramos lo que realmente tenemos, muchas veces por el afán que acarrea el día a día nos olvidamos de vivir lo mejor que nos pueden ofrecer nuestros seres queridos. Pero a pesar que la muerte, irónicamente, hace partede la ley de la vida, siempre nos quedaran las grandes enseñanzas y los buenos recuerdos. Mónica Narváez
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