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"Para tu amor, lo tengo todo..." |
Amor... amor es lo que se respira por todo el planeta. Aunque
el día de San Valentín (santo que debo admitir no es de mi devoción debido a su
mala puntería) ha pasado y miles de millones de dólares se han gastado para
demostrar a la otra persona, a tu media naranja, que en realidad la amas
(porque recuerda: dinero es igual a amor), sus aromáticas esencias se siguen
oliendo en todas partes del planeta. Por ello las revistas del corazón nunca
detienen sus imprentas para difundirnos noticias profundas acerca de las relaciones
banales entre seres de la farándula; incluso en Colombia la revista de
sentimiento semanal hace una oda al amor que se profesa la ex – fiscal, Vivian Morales, con su
lúcido Lucio.
Pero claro que existe un amor del puro, amor del bueno, pero
no me refiero al que ellos proclaman con sus expresiones, gestos y posturas,
sino al que profesan todos por el poder, por el prestigio y por el amor a
limpiar sus nombres ahora que, gracias al amor, han logrado desbancar a la
fiscal (mujer tenía que ser!) que estaba ensuciando la inmaculada cara de la
política colombiana.
Este noble sentimiento se puso en entredicho por todas las
decisiones de esa fémina que, impulsada por sus hormonas y sus desatinos de ama
de casa, tomó contra todos aquellos “niños bien” que abundan en la capa freática
colombiana, que reptan (como Roy Barreras), vuelan (como Arias), corren (como
Luis Carlos Restrepo) y se arrastran (como Benedetti), aquellos animales tan
propios de la fauna local y del zoológico de la U (como la querías tu!).
Esa mala mujer, que no tiene corazón, atacó al centro mismo
de la gentil clase dirigente colombiana y a su amor por el dinero rápido, fácil
y efectivo (no estoy diciendo que sea una de esas fraudulentas pirámides, no
señor!, más bien es un trapezoide), un amor que no entiende la gente del común,
un amor que solo se aprende en la universidad de la vida política (y en una que
otra universidad privada; o de dónde creen que son graduados los Nule), un amor
que dura toda la vida y un amor que espera para siempre, que no abandona, ni en
la cárcel, ni en el exilio ni en las montañas de Colombia.
Ese amor es mucho más grande que todo fallo proferido por la
Fiscalía y más grande aún que cualquier llamado a indagatoria, es un amor que
no precluye (como lo harán todos los casos de alto impacto que impulsó esa
fiscal), que es indeleble, un amor sincero a esos centavos que con una sola
firma logran alinear en una sola cuenta bancaria, sea en Suiza, para comprar
chocolates o en Bahréin, para tomar solecito.
Porque el amor es el sentimiento más grande del mundo, que
une a los pueblos y a sus gobernantes, a los padres con las madres y a los Nule
con los Moreno, hay que celebrarlo por encima de todo, por encima de esa Fiscal
y de Lucio. Por ello, ahora que por fin nos libramos con un acto leguleyo de
ese ser dantesco que habitaba en la fiscalía, el amor nuevamente reinará entre
la clase dirigente colombiana.
Esto demuestra que, a pesar de todas las adversidades, a
pesar de todas las envidias, testimonios y acusaciones, el amor es el
sentimiento más sublime del ser humano, no tiene colores ni barreras (como Barreras,
que no tiene colores más que el de su propio ego) y por ello, siempre triunfa!
P.D.: Qué amor tan grande exhiben también las acusadas en el
caso Colmenares para encubrir al verdadero responsable del crimen, eso es amar,
como Coca Cola… es sentir de verdad!
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