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"Sube, sube que la bomba va! Dando media vuelta..." |
Este país (bueno, mi país de origen) es sumamente gracioso;
ocurren cosas descabelladas y hasta sin sentido que nos dejan con la boca
abierta a todos, que llenan nuestra imaginación y nuestra memoria colectiva de
sucesos extraños y personajes oscuros, de destellos y luces centelleantes que
iluminan nuestro caminar lleno de preocupaciones diarias: La renta, el colegio
de los niños, el crédito del ICETEX, la tarjeta Codensa, dónde carajos está
Umaña, etc.
Es que debo admitir que son muy raros los días en los cuales
uno lee la Revista Semana o el diario El Tiempo (alguna que otra vez leo otras
como el Colombiano pero generalmente me da pereza) y no se encuentra con alguna
“perla” venida de la más profunda imaginación macondiana; suceden hechos extraños
como en el que dos curas (que parece no tenían cura) al parecer se mandaron a
eliminar por supuestos líos de faldas y sotanas.
Y ahora, obviamente nos llegan más noticias extrañamente
precisas; no voy a referirme al caso de Sigifredo López (ese apellidito otra
vez) que, de ser cierto, sería lo más loco y descabellado que uno pueda
escuchar… Utilizar una estrategia tan extraña para despertar “congenialidad”
entre sus paisanos es una vaina loca, sacada de los pelos y de los cabellos,
algo que escapa realmente a mi pobre imaginación debido a su extrañeza y algo
de estupidez, porque pasar tantas penurias y tantos vejámenes, tantos años en
cautiverio por algunos votos me parece realmente catastrófico por su falta de
ética, así sea la de un político.
Lo que quiero hacer referencia es a esa oposición extraña
que se ha creado en el país, en mi país del banano, en el cual es más difícil
hacer oposición que hacerle un nudo a un banano, ha nacido una poderosa facción
que raya con lo estatal, que se hace ahora desde Twitter y que colma nuestra
paciencia hasta un extremo fatal: la oposición de Monsieur Uribe.
Él, dando a conocer su gala de magnánimo rector de la moral,
la ética y la democracia ahora tiene de tarea, de oficio diario el escribir 140
caracteres como un maniático (y no sexual que hasta se lo perdonaría) en los
cuales reprende con su santidad característica al mandatario de turno, el cual
le recuerdo, fue puesto (o colocado?) por la lumbrera de Uribe y José Obdulio.
Tiene ese celular al rojo vivo de tanto comentar, se ha vuelto un experto en
comprimir textos largos en frases cortas con su astucia y mordaz crítica (ah,
no contaban con su astucia).
Pero más extraño que ver a alguien como Uribe chiflando
todos sus pensamientos es ver todos los acontecimientos que han pasado en el
país (maldita sea, más violencia). Estos que me parecen, como ya lo dije
arriba, extrañamente precisos y sincronizados, pulidamente sucedidos como una
seguidilla de “puntazos” a la opinión pública para mover masas furibundas hacia
una nueva ventisca venida de la imaginación autoritaria.
El ataque con la bomba magnética al ex ministro Fernando
Londoño (al que no se le acabó el madroño) fue el primero de estos
acontecimientos: al analizar el modus operandi de los atacantes surgen muchas
dudas respecto a su procedencia: ese mecanismo magnético nunca había sido
utilizado en Colombia (que yo sepa) aparte de algunos entrenamientos que tenían
los agentes del D.A.S. con los señores de las Autodefensas (si ven que es
extraño). Otra cosa: siendo los atacantes tan profesionales en saber los
tiempos de los semáforos, los movimientos precisos de la comitiva del ex
ministro y el funcionamiento de tan sofisticado aparato magnético, me imagino
que sabían que el señor se transportaba en la parte trasera del vehículo, cosa
que es fácil de suponer, de por Dios, hasta yo lo sé y no tuve que hacer un
curso de “inteligencia” como los señores militares –sé que es una ironía eso de
la inteligencia militar (o un sarcasmo) pero no voy a desprestigiar a tan lustrosa
institución-. Entonces viene la pregunta del millón (o sea que no vale nada
porque un millón de pesos no son nada): por qué carajos pusieron la bomba en la
parte delantera y tan lejos del amado inversionista?
Sigue siendo extraño, bueno aún más extraño, que haya sido
exactamente el día en que mi presidente (el iluminado sucesor) se iba a lucir,
iba a mojar pantalla (y cucos) con el primer envío de mercancías que se hacía
hacia los Estados Unidos por obra y gracia de ese delicioso T.L.C. que nos
endilgaron por el ort* y sin vaselina.
Pero las extrañezas no terminan, como dice Proyecto Uno
(duro y seguro): No Pares, sigue, sigue. Los militares (sigo diciendo,
iluminados ellos por su inteligencia) ahora hablan y secretean de un posible
golpe de estado, de derrotar a esos izquierdosos y facinerosos que campean por
el nuevo gobierno e implantar uno que realmente le sirva a las necesidades del
país, necesidades como aquella de ampliar el fuero militar hasta que nos puedan
dar “fuete” sin rendirle cuentas a nadie (porque yo soy la hija de nadie). Los
señores retirados quieren volver a
mandar y, como en toda conspiración, niegan cualquier intento o plan
desestabilizador para el país (como lo afirmó Piedad Córdoba).
Y para finalizar todo este andamiaje de acontecimientos
desafortunados, ahora llegaron noticias desde la pampa argentina (y eso me
recuerda a Pampita), bueno, del mar de plata digamos; encontraron un artefacto
explosivo que iba a ser utilizado para atentar contra la vida y gracia del
Doctor Álvaro Uribe en un auditorio donde, como un sarcasmo más, iba a dictar
una conferencia de liderazgo internacional. Al principio un juez argentino
afirmó que era un aparato explosivo, “un aparato simple que podía provocar
varias muertes” (como el celular de Uribe), pero ahora, la policía desmintió un
poco esta versión diciendo que el artefacto en el teatro Rex, sobre la Avenida
Corrientes (y la llevó a caminar por Corrientes), no era más que una bomba de
estruendo, como Uribe con su Twitter.
Siguen siendo extrañas coincidencias, como algo orquestadas
me atrevo a decir sin tener elementos suficientes para aseverarlo con firmeza;
tal vez es “hilar demasiado fino” como lo aseguró el mismo Uribe cuando se
cuestionaban las partidas presupuestales de Agro Ingreso Seguro, que, según la
justicia, fueron realmente desviadas (qué, un amigo de Uribe preso? Eso sí es
noticia!). Claro que las F.A.R.C. amenazan a todo aquel que no piense como
ellos o que gane más de dos salarios mínimos, igual que el gobierno y la
derecha recalcitrante con impuestos y leyes represivas, pero que tengan tal
capacidad operativa en las urbes es un poco complicado.
También es claro que las bombas hicieron su efecto; ahora
todo el mundo cuestiona a mi presidente y habla del regreso de Uribe; las redes
sociales se llenan de mensajes de repudio a los ataques de la guerrilla contra
los colombianos de bien. Es obvio que yo también repudio los actos violentos,
como el de los 12 soldados en la Guajira, en esa tierra donde la arena se funde
con el sol y donde la guerrilla se funde con Chávez aunque esas relaciones
aparenten estar frías; es obvio que lamento la muerte de los escoltas y que
hayan heridos solo por un acto de violencia irracional, pero que pasen tan
sincronizados como lo han hecho, es por demás sospechoso.
No aseguro ni digo nada ya que sería irresponsable de mi
parte, no afirmo que sean estos ataques gritos de cambio de la derecha que
quiere nuevamente el poder, no digo que las F.A.R.C. no puedan estar
involucradas en tales planes de desestabilización en el país, no digo tampoco
que los militares estén detrás de todos estos actos violentos ni que sea el
ánimo de algunos mover a las masas hacia la derecha totalitaria… No señores y
señoras, damas y caballeros, no digo nada de eso, simplemente digo que me
parece muy extraño.
Espero que la gente del común, esos que comentan desde las
redes sociales y desde medios electrónicos, evalúen un poco mejor la situación
y no se lancen como un Ñu al precipicio solo por seguir a la manada. Espero que
la opinión pública no esté “emborrachadita de la bomba”.
P.D.: Eso de que la bomba era solo ruido me pareció
comiquísimo, ya que se parece a la supuesta víctima: Uribe. Aunque espero que esto
no tenga un efecto rompedor como dijo la policía gaucha. Por favor, 50 gramos
de pólvora negra no hacen mucha cosa más que ruido como para que sea un grave
atentado contra una persona. Además, iba a ser activado por celular o por Twitrer?
P.D.2: Este señor
Uribe si es muy chistoso, es un “payasaurio” con ese cuento de las redes
sociales: no sabe cómo gritar y joder, no tiene más espacio que esos 140
caracteres y repite todas sus oraciones como un mantra… un “man” trabado por su
hambre de poder; eso de decir “espere le pongo otro twiterazo” es una cosa de
la más absurda gracia pendeja. Yo quiero que empecemos una campaña para pagarle
un tratamiento psiquiátrico o una casa de reposo para que descansemos todos de
esa insistencia por inasistencia gubernamental.
Última: La foto la saqué del blog "Nunca es tarde si la picha es buena"... que conste que no lo dije yo!
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