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"Tranquilas niñas, el blanco es opcional" |
En estos días he estado pensando bastante, en mi vida
desordenada hasta más no poder, en no poder nunca ceñirme a un presupuesto (por
eso mantengo endeudado), en mis pachangas extremas y extremistas, en mi
desorden alimentario, en mis 2 o menos horas de sueño nocturno, en mi desastre
habitacional, en mis horarios irregulares, en mi sobre exposición a internet,
en mi sucesión de eventos sin sentido, etc.
Me he detenido por fin a pensar, a racionalizar mi conducta
irresponsable y sin sentido, mi vida de excesos y lujuria (ay que rico), de
tachas y perico como lo afirma “Galatzia”, de lustrosa pasividad hacia el
futuro y mi caminar solitario y sin meta fija. He tenido que sentarme un buen
tiempo (por eso dejé al Facebook en paz), meditar y reflexionar (no sabía que
conocía tantos sinónimos) acerca de lo humano y de los más humano de mi
acontecer diario, porque errar es de humanos, pero es más humano echarle la
culpa a otro. Lastimosamente descubrí que no había otro responsable más que mí
mismo ser y carácter y tal vez mi pereza instruida a través de muchos años por
el mejor maestro que conozco: Mi desocupe programático.
Y en un momento de gracia, de iluminación temprana y de
estimulación ligera (no piense mal, estaba estimulando mis papilas gustativas
con una papilla de banano con aguacate) la respuesta llegó a mi como por entre
un tubo, una respuesta básica que debí haber visto desde hace mucho tiempo, una
respuesta que me sacará de mi embobamiento literario y de esta pasividad no
lucrativa.
Lo descubrí: tengo que casarme! Tengo que formalizar una
relación con alguna mujer (no me gustan los hombres aunque acá esté permitido)
y formar un hogar medianamente normal, luchar por mantener un enamoramiento
serio y con compromiso y dejar esta vida loca y sin frenos que me lleva
arrollado desde hace un buen tiempo.
Lo descubrí también en uno de mis múltiples viajes hacia el
Viejo Puerto de la ciudad (que ahora no me deja caminar mucho por sus
protestas), en el cual vi en ese día en particular, tantas parejas caminando de
la mano a la luz de un hermoso día (awww), tantos padres y madres jugando con
sus hijos y disfrutando de un paseo de olla sin olla (y sin estar en la olla
como en Colombia) con sus amados infantes y pocas mascotas.
Vi a esos pequeños retoños con sus caras sonrientes y sus
risas contagiosas y no pude hacer algo más que reír, ver que existen otros en
el mundo (increíble, hay más personas aparte de mí en el mundo… guau!) y que la
vida continúa…
Vi a esas abnegadas madres corriendo detrás de los niños que
sentí una envidia de la buena por estar en sus zapatos bajitos y con suela
antideslizante, en sus zapatos sin estilo debido a que deben ser cómodos y no
lujosos para perseguir a un pequeño en fuga. Vi a esos padres que aún están al
lado de sus hijos acompañándolos al sube y baja, a los columpios y a montar en
bicicleta; me pareció genial debo admitirlo, debe ser una cosa del otro mundo…
Con razón mis padres se deleitaron tanto criando a este par de hijos hermosos
que tienen (bueno, al menos denle el título a mi hermana).
Descubrí mi misión en la vida: me debo casar, porque eso de
traer niños al mundo en una relación de concubinato o de “arrejuntamiento” no
va con mis altos estándares establecidos por mis padres y familiares, por Dios!
Eso de andar pariendo sin argollas (no hacer mención de la palabra a un
argentino, por favor), sin un compromiso conyugal no está bien; me enseñaron
que deben haber dos figuras paternales que acompañen el crecimiento físico e
intelectual de un nuevo individuo.
Me debo casar, ya lo dije, con una señorita de la capital
(como dice la ronda para niños): que sepa coser, que sepa cocinar, que sepa
abrir la puerta para ir a jugar!
Es que me pregunto yo, a estas alturas de mi vida, a este
minuto 90 del partido: en qué voy a gastar todo mi tiempo libre? Quién me va a
acompañar de día y de noche a un habitáculo al que llamaré hogar? Quién me
regañará por todo lo que haga bien o mal? Quién me llamará unas 70 veces al día
para saber cómo estoy (ojo, eso no quiere decir que sea intensa la señora, es
que se preocupa)? Quién me va a levantar un sábado por la mañana a realizar
alguna compra o a arreglar algo descompuesto? Quién me va a sacar de mi
movimiento lento como el de un teletubbie en una cama de velcro para matar
algún insecto mortífero que amenace por completo a la raza humana? Quién me va a sacar en cara todo error que
haya cometido hasta el momento en la relación? Quién, pero quién me grito a mí
mismo!
También quiero tener hijos, evidentemente. Por ahora me
gustaría uno, así como el hijo de mi amigo Adrián, el cual lo despierta desde
las 3 de la mañana. Viene otra vez la preguntaredera: Quién me va a levantar a
desmedidas horas de la noche para cambiar consentir a un infante? A quién
tendré que cambiarle los pañales a cada momento? En quién gastaré mi hermoso
tiempo libre? Con quién montaré bicicleta? A quién le gastaré un helado que se
chorreará por toda su anatomía? Quién me pondrá en aprietos al tener que darle
de comer? A quién le enseñaré a hacer del “uno” y del “dos” en los lugares
adecuados? Quién me orinará mientras lo esté cambiando (favor no hacer
comentarios aberrantes con adultos acerca del tema)?
Es una variedad de preguntas que me llenan todos mis
pensamientos; obvio que eso de que sepa coser, como dice la canción, es un
sueño casi inalcanzable y casi húmedo (créanme, cierta vez tuve que esperar más
de un mes para que me arreglaran un pantalón); tranquilas mujeres, que los
hombres ya nos acostumbramos a que sean todas unas princesas y no sepan hacer
nada, que su lugar no está detrás de una estufa ni delante de una máquina de
coser, ni más faltaba que solo su estatus sea el de una “queca”; ahora ya
sabemos (a Dios gracias) hacer todas esas cosas “esclavizantes” que no saben
ustedes hacer: planchar (un amigo acaba de gastar 100 dólares en plancha y mesa
para ese fin), lavar (un amigo de mi padre dijo “si hubiera conocido la
lavadora no me hubiera casado”… no estoy de acuerdo), cocinar, zurcir ropa,
hacer dobladillos, cambiar pañales y limpiar la casa… lástima que
morfológicamente no estamos diseñados así, pero créanme que si pudiéramos también
sabríamos amamantar y parir, para que no se cansen las refinadas damas de hoy
en día.
Pero ahora lo tengo claro (tengo, tengo, tengo, tú no tienes
nada), como dice la presentadora en su cosa política “está claro”: debo conocer
a una mujer que sea mi esposa, que sea la madre de mis hijos y la dueña de mis
compromisos; una mujer que me vea digno de mezclar mis genes con los suyos y de
formar un hogar… Sé que es difícil encontrarlas ya que a veces la hoja de vida
no da para tanto (porque antes era suficiente la labia, ahora hay que preparar
una hoja de vida impresionante). Espero casarme pronto, para por fin dejar de
cuidarme y salir de estos 56 kilogramos de magra anatomía y regresar a unos
delicioso 70 que alcancé alguna vez, o no se han dado cuenta que todos
engordamos cuando nos casamos o tenemos parejas estables. Mentiras, obvio que
seguiré mi régimen de ejercicio brutal y de 1000 calorías diarias para así no
solo ser un consorte más sino un amante para mostrar.
Así que ya lo saben, espero recibir propuestas (porque ahora
la mujer propone y el hombre dispone, no pueden esperar menos ya que ahora
llevan las riendas de todo en el planeta señoritas)… No tengo una hoja de vida
impresionante pero tengo buenos sentimientos (awww) y no exijo mucho, bueno
nunca más de lo que ofrezco: una belleza latina con algo de inteligencia y con
un toque de sarcasmo (en una nota, el otro día conocí a una mujer no solo
hermosa, espectacular de cabo a rabo –mmm-, de curvas más que perfectas, rostro
divino y totalmente femenino y áureo, sino con un porte y elegancia que raya
con lo ininteligible, pero que triste fue descubrir que su cabeza solo le
servía para sostener ese ondulado pelo brillante)…
Y no digo con lo anterior que las lindas sean brutas, ni más
faltaba: conozco a muchas mujeres espectaculares en mi vida que son muy
inteligentes (algunas demasiado): abogadas, administradoras, arquitectas, doctoras,
periodistas, enfermeras, profesoras, pocas pero lindas ingenieras (en ese
orden)… y conozco a algunas, digamos no agraciadas, mujeres de perfiles
bastante indeseables (eso de que no hay mujer fea y que la belleza va por
dentro es una mentira muy fea) que también tienen la característica de no tener
nada en la cabeza; todo es muy relativo. Como dice el adagio popular: lo importante
no es que esté buena, lo importante es lo que dure buena (en muchos sentidos).
Así que buscaré una linda señorita que adorne con su
presencia mi vida solitaria y que me aporte algo más que su belleza para así,
establecer de una vez por todas un hogar en el cual crear (que es la parte más
sabrosa y a la que me gusta dedicarle más tiempo) y criar hijos, los cuales
podrán hacer gala de que nacerán canadienses y hablarán muchas lenguas gracias
al multiculturalismo de esta ciudad del pecado. Es más, a la luz de la
liberación femenina, pido e imploro que, así como son tan liberadas las mujeres
actuales, me busquen y me hagan propuestas matricidiales para cambiar un poco
el protocolo.
Con ésta sí, con ésta no, con esta señorita me caso yoooo…
Nota: Porque “yo no quiero trago, yo no quiero más drogas,
yo te quiero mujer, vos sos lo que me ahogas, yo no quiero ruedas yo no quiero
más alcohol, sálvame vos sos mi última opción”, ya no quiero que la gente solo
diga que siempre consigo dinero para drogas, alcohol y para el puteadero, que
siempre me lleva la fiesta semanas enteras y no me suelta!
Otra: Creo que también esta iluminación precaria viene a mí
por el patrocinio de mis amistades, amigos y amigas que ahora se andan casando
a diestra y siniestra de manera siniestra (si ven que la izquierda siempre es
mala?). O andan teniendo hijos por todo “Tabio” a la luz de ese maldito
Facebook que nos comenta la felicidad de otros.
La última: Ahora que Facebook (hablando del diablo) tiene la
función de saber a qué horas fue leído el mensaje que mandamos o que nos
mandaron, cómo van o vamos a hacer para lucir más interesantes al leerlos pero
no contestar? Al demonio con tanta tecnología, ahora si nos tocó ser más
humildes y contestar en el acto.
El hombre soltero, es un animal incompleto, el casado es ....
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