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"Mambrú se fue a la guerra, que dolor, que dolor, que pena..." |
En estos días de pasión, de sufrimiento, crucifixiones y de
lamentos, de arrepentimientos y elevación, nos ataca como un puñado de arena en
los ojos la noticia triste y cruel de que los policías que dispararon al
grafitero en Bogotá ahora serán acusados
formalmente por la procuraduría, incluyendo a un teniente y un intendente.
Qué país indolente este, donde los héroes si existen y
ahora, los quieren convertir en mártires, los quieren poner a cargar las cruces
de unos muertos que ni quitan ni ponen; en un país donde los muertos se cuentan
por miles, donde hay tanto guerrillero vestido de civil y donde las libertades
están demasiado abiertas para todos, es inverosímil que a unos pobres
patrulleros policías los quieran crucificar de esa vil manera.
Porque recordemos que ellos están acá para servir a todos, y
por ello debemos estarles eternamente agradecidos, ellos pueden hacer y
deshacer a la medida que a ellos les parezca, sin tener que hacer venias ni
reverencias a nadie, y mucho menos a civiles que no saben cómo es la dura
realidad del conflicto, ya sea contra unos guerrilleros apertrechados en medio
de la selva o contra un cabecilla grafitero que estaba dañando propiedad
pública.
Es que las tareas conjuntas de las fuerzas militares no
terminan nunca, ellos siempre están listos para defendernos de cualquier
enemigo por más camuflado que esté, por más lejos que esté en la selva o por
más cerca que esté en la calle siguiente; ellos siempre nos cuidan de todos los
males que esta sociedad corrupta nos deja.
Ahora, por culpa de un terrorista de los grafitis, quieren
condenar a mi policía… país imbécil que ahora quiere pensar, que quiere
refutarle las teorías místicas de cómo se dio de baja a semejante individuo a
mi sagrada “inteligencia militar”… Él estaba haciendo algo indebido, algo malo,
punto. No le mire más lados al asunto que, si mi policía nacional dice eso, es
porque así debe ser, porque el chiquillo ese andaba en malos pasos y los
policías no hicieron más que defenderse de esa peligrosa lata de pintura que
cargaba y de esa aún más peligrosa pistola que no disparaba y que no tenía
huellas del pelafustán ese.
Ya es hora de que rodeemos a nuestras castas y puras
instituciones castrenses con toda nuestra fuerza, con todo nuestro valor, con
todo nuestro corazón, con toda nuestra capacidad de entender que ellos nunca
han sido malos, que nunca lo son y nunca lo serán, pues son los libertadores,
los guardianes, los guachimanes se podría decir de este avispero alborotado que
es mi país. Que ellos siempre han estado dispuestos a entregarlo todo por
“celar” este edificio Colombia; que sus macanas han puesto en alto el nombre de
la fuerza combativa que vive en ellos; que sus botas siempre han estado prestas
para marchar contra cualquier facineroso y a veces incluso prestas para patear
traseros comunistas; que sus pistolas han estado siempre al servicio del mejor
postor, que es el poder de ellos mismos y de sus superiores; y que sus pitos…
mejor no voy a decir nada de ellos porque, como los mantienen soplando, algún
mal intencionado tergiversará mis honorables palabras frente a la frase “soplar pitos”, hasta de pronto se
tomarán el atrevimiento de llamarlos “sopla nucas”, solo porque se bañan todos
juntos y duermen en sus barracas bien acurrucados para evitar el frío mañanero.
Por eso aplaudo con vehemencia el proceso exitoso que ha
recorrido en el honorable congreso de la república la ampliación del fuero militar, para que así
dejen todos esos jueces de pacotilla, esas ONG y todos esos medios liberales de
juzgar a los héroes de la patria, a esos fornidos espartanos que luchan día a
día para traernos la paz, la prosperidad y la justicia sin pedir nada más que
un sueldo y una dotación de balas; porque, para aquellos que dicen que ellos no
tienen un espíritu amplio, les recuerdo que ellos siempre dan más de lo que
piden, ellos piden no ser juzgados, pero si juzgan a cualquiera que se
atraviese al frente; no piden balas pero sin inmutarse las reparten a quien venga.
No piden botas, pero pondrán las suyas encima de cualquiera que corra en la
oscuridad sin su expresa autorización.
Adelante mis valientes soldadotes de la libertad! No os
dejéis amedrentar por esos amarillistas que quieren quitarles el divino mandato
de hacer justicia por sus propias manos, de esos que quieren que dejen de
utilizar símbolos internacionales para camuflarse en la selva (claro, pero
cuando en Cuba lo hacen los izquierdosos, ahí si no arman problema los
comunistas esos). Que desde acá, desde este medio plagado de animales,
existimos muchos seres humanos que los apoyamos, los respetamos, los queremos y
queremos seguirlos viendo en las calles, tranquilos, andando en sus motos y
soplando pitos! (y por qué no, nucas, como se muestra en la foto).
Rito Alejo, Plazas Vega y todo el combo de Puerto Lleras,
Los queremos libres!
P.D.: Será mi impresión o a mi Dr. Uribe le está luciendo
algo mal ese papel de mula de dos pisos que ahora quiere encarnar, ya que
siempre la yegua más astuta, la que se ubica debajo de él, lo bota de su lomo y
lo pone de rodillas… Pero afortunadamente fue algo sin trascendencia, como dice
él: fue “una bobadita”.
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