![]() |
“Cuántos daños has hecho Disney Club!”
|
Es una vida solitaria la que nos toca vivir, la que nos
tenemos que aguantar, la que tenemos que soportar en esta existencia fría y
cruel, rodeados de personas que no nos comprenden y menos nos aguantan, que son
un mundo aparte y que jamás compaginarán con nuestros pensamientos y
sentimientos (entrando en modo emo).
Es que encontrar al alma gemela es una tarea titánica, estoica,
de proporciones bíblicas, una tarea que tal vez ni el mismo Perseo, Teseo u
otros “eos” pueda superar; no es fácil vencer barreras entre seres humanos,
encontrar sus gustos, sus debilidades y finalmente encontrar a alguien que lo
acompañe a uno en las buenas y en las malas (que mal chiste ese de los curas.
Si cuando llegan las malas todos queremos mejor emprender largo vuelo hacia
lugares más cálidos y fáciles, o no? Porque siempre es mucho más fácil
renunciar y luego encontrar excusas, cierto?).
Pero he ahí el problema capital que concierne a este
individuo escribano, que hay que hablar con las mujeres… y ah cosa chusca oiga!
Ellas dicen una cosa pero hacen otra, predican pero no cumplen, hacen pero no
demuestran, son todo un laberinto infinito de pasiones y razones mal razonadas,
de contradicciones que se contradicen a sí mismas (v.g.: escena: un hombre le
dice a su novia “no sé qué es lo que te pasa”, ella le contesta “cómo que no lo
sabes”, y el, yo sé, olímpicamente le contesta “es que acaso tendría que
adivinarlo?”, a lo que ella, de una manera más gráfica contesta con un
contundente “SI”… es una conducta que en verdad, escapa de mi comprensión) y de
temores extraños pero al parecer, válidos para ellas.
Y entonces me llega la oportunidad de decir: mujeres, diosas
humanadas, princesas aladas y saladas, no puedo “caerles”, me es imposible
hacerlo, no puedo galantearlas hasta llevarlas a mi lado, ya que no sé hacer
algo que a ustedes les fascina que les hagan: mentir! No me echo flores ni
tampoco me doy bombones (gracias Fanny Lu), simplemente no sé mentir; los que
me conocen lo saben; no puedo mirar a los ojos cuando lo hago, me río
estúpidamente o hago señales inequívocas de mi equívoco.
No puedo decirles las mentiras que tanto les gustan, no
puedo decir cosas que son estúpidamente falsas: nunca te voy a dejar sola,
nunca había conocido a alguien como tú, me gustan solo rubias (o pelinegras o
crespas o lacias, dependiendo de la víctima)*, me gustan las mujeres de ojos
grandes (depende también del target), no me había dado cuenta de tu amiga (si
claro…), me encanta cocinar (bueno, esa parte si es verdad, lo malo es que no
me gusta limpiar…), me encanta caminar bajo la lluvia, qué lindo te ríes, nunca
peleo, me fijo más en la personalidad (esa si me encanta de cabo a rabo), las
damas primero (el que lo entendió, lo entendió), me fascinaría conocer a tus
padres, amo a tu gato, que lindo es tu hijo (esa creo que es la peor), etc.
Pero a ellas les fascina, se mueren y derriten por todas
esas “humildes” pero sentidas palabras que salen de la boca del mentiroso de
turno; peor aún, saben que es mentira, y aun así les encanta que les vean la
cara, que les hagan propuestas falaces sin importar cuan descabelladas sean. No
les importa nada, con tal de que la mentira sea consistente con sus sueños de
Barbies y películas de Disney.
Porque a las de mi generación las dejaron marcadas los
muñequitos animados de ese fanfarrón de Disney; aprendieron con la Bella y la
Bestia que, detrás de toda bestia hay un caballero que las ama, que las valora
pero que además no tiene problemas en invitarlas a su castillo y hacerlas vivir
como una princesa (es que con plata, el tipo aguanta); de la Sirenita,
aprendieron que no importa que tan distantes están los mundos de dos personas,
siempre y cuando se amen estarán juntos para toda la eternidad (inserte risa
aquí) en sus más profundos sueños húmedos (lo digo por el mar no…), sin
importar que sean de distintas sociedades (eso solo se cumple en los cuentos y
en Corín Tellado); de Aladino aprendieron que cualquier chabacán mal vestido
las llevará a pasear en su bien decorada alfombra voladora y que, a pesar de
haber nacido princesas, tienen el alma aventurera (pffff); y qué decir de
Hércules, que les enseñó que siempre habrá un héroe musculoso pero tímido,
hermoso y famoso, un adonis de rasgos varoniles pero delicados a la vez, con voz
suave y gentil (como Ricky Martin) que les enseñará nuevamente a amar; Blanca
Nieves les enseñó que está bien vivir con 7 hombres y que no pase nada de nada
porque es una amistad hermosa, y peor aún, les enseñó que cuando menos lo
esperen o estén dormidas, llegará su príncipe azul para despertarlas y hacerlas
vivir un cuento de hadas.
Pues les cuento algo mis divinas princesas, mis hermosas
muñecas de carne y hueso (y maquillaje), todo fue mentira… hasta ahora no
conozco al primer tipo que tenga un castillo, que sea millonario y que esté
solo a pesar de ser feo (no vieron el cartel de los sapos?), que mentira tan
bien ubicada la del señor del castillo azul en Florida; no he encontrado al
primer aventurero que vaya a buscarlas hasta la más lejana costa del pacífico
para que sean su amor eterno si tienen a una que les guiña el ojo desde la otra
acera (eso de viajar ocho horas por carretera lo hacen pocos en verdad);
tampoco he conocido (tal vez por mi falta de mundo) al primer gamín o atarbán
que las trate como a unas princesas y que las lleve a volar, bueno tal vez si
conozco a uno que otro que hacen realidad el sueño de la alfombra, ya que las
ponen a limpiarla todos los días…; por otra parte, les recuerdo que la
verdadera historia de Hércules no es como se las pintan en el clásico animado y
que quien hace la voz del personaje ahora patea con la otra pierna (por lo gentil
pero varonil);y qué decir de los 7 hombres… niñas, si viven con 7 hombres y no
pasa nada es porque todos ellos son gay o ustedes son muy feas, esa es la triste
realidad (les había dicho antes que no sé mentir).
Despierten, despierten ahora de ese mundo de mentiras que se
han construido, vuelvan a la realidad donde tristemente habitamos, abandonen
ahora les imploro el maravilloso mundo de Disney, aléjense con celeridad de
esos cuentos y cuenteros mal versados que les han estado vendiendo por tantos
años!
Pero no lo hacen, siguen soñando que llegará su príncipe
azul para salvarlas de su mundo infernal y llevarlas al país de nunca jamás,
donde nunca crecerán ni envejecerán (ay que sueño tan dindo dindo), donde
siempre vivirán en aventuras (en pañales) al lado de su sacro hombre. Y como
siguen soñando, les siguen metiendo los mismos cuentos avejentados, incrustados
en nuevas aventuras y nuevos acentos; como ya se dijo en otro artículo, sueñan
con ser parejas de algún Piqué que las convierta en todas unas Shakiras, sueñan
con un Beckam que las vista de Victoria’s Secret como a Victoria, sueñan con un
atorrante argentino que las trate de “minas” y les enrede la cabeza con su
acento proto-itálico del Río de la Plata, sueñan con un italiano que las
embelese con su figura y su porte, con su olor a pizza y su góndola (o gónada?,
en eso no me meto), o con un gringo que las saque de la olla y de ese país del
demonio en el que tuvieron que nacer.
Sueñan y sueñan que les mientan y les mientan, que las
engañen por todos sus poros, que no dejen un solo momento de mentirles… y ahí
es donde tenemos problemas señoras y señoritas, porque yo no sé mentir, y creo que mi estado civil actual se debe a esa
monstruosa y horrible discapacidad…
Aunque ya viendo mejor la situación, y detrás de toda esta quejadera
es más fácil decir que yo estoy mal, que debería empezar a mentir y a formarme
en ese mundo que les gusta, que tantos no pueden estar equivocados, que es mejor
mentir que tener que lamentar; que debería dejar mis escrúpulos estúpidos y
hacer lo que más enamora a las “minas”: Mentir! Mentir hasta que la nariz me
crezca de manera absurda! Al menos estaré narizón pero acompañado, y tal vez,
solo si aprendo bien de mis cofrades y congéneres homínidos del sexo masculino,
no solo acompañado de una sino de muchas bellezas afrodisiacas, porque tal vez
las mujeres sean como Mini Chips: Muchas no son tantas…
Deberé entrenarme en el arte de engañar, de mentir, de ser
falaz en cada una de mis expresiones; mirar a los ojos de la víctima sin
vacilar ni dudar y lanzar alguno de esos cuentos acartonados que tanto aman:
cómo te luce el maquillaje, ese labial hace juego con tus ojos, como estás de
delgada, ya no podré ver a ninguna otra mujer (conste, que eso si mi ha pasado,
pero eso es historia para otra narración que estoy haciendo), que bien lo
haces… el almuerzo (como si las mujeres de ahora supieran siquiera cocinar)… yo
sé que será complicado actuar contra esos malos instintos veraces que me
acompañan, pero no me rendiré hasta que todo mi cuerpo sea un solo dechado de
mentiras.
La mentira debería ser nuestro estatus actual y deberé
entregarme al aprendizaje de dicha habilidad para así, con premura, salir de
esta momentánea soledad que me aqueja por no poder soltar falacias a diestra y
siniestra. Razón tiene el conocido refrán que dice “Los hombres pecan por los
ojos y las mujeres por los oídos, es por eso que las mujeres se maquillan, y
los hombres mienten”.
Por eso mentiré y mentiré y tiraré tu casa abajo!
P.D.: Sí, me he visto todas las películas de Disney y por
ello las saco de la manga cada vez que puedo… y no hablé de Mulán no porque no
hable de falsos conceptos y de mentiras recargadas (eso de las valientes
heroínas), sino porque me cae bien el mejor personaje del cuento: Mushu
(“Claro, salven al caballo”, “viste a esos Hunos? Brotaron de la nieve, como
margaritas”, “Vaquita, cariño, necesitamos transporte”, “Soy de tamaño bolsillo
para su conveniencia, si viniera en tamaño normal, tu vaca moriría de miedo…
échate Clara Bella”). Los que me conocen saben que hasta el acento les puse a
las frases mientras las escribía.
La Otra: En el lugar del asterisco (no se imaginen mal, solo
es una referencia bibliográfica y no gráfica o morfológica) es para hacer un
comentario suelto: Qué mentira tan pendeja esa de que Alizée es la única lacia
(o será Lassie?) que le gusta al muchacho posudo… Despierta amore, despierta mi bien despierta
(guiño guiño). Sabes que te la sabes! Será que “last night you dreamt of San
Pedro? Quítate esa venda de los ojos ahora que puedes Spanish Lullaby… Muácatelas!
No comments:
Post a Comment