Tuesday 29 January 2013

Me enamoré

"Amor es..."


Si, así como lo leen, como lo interpretan de primera mano: me enamoré irremediablemente.

Me pasó como suelen pasar las mejores cosas en la vida, sin avisar, sin anuncio previo, sin delaciones ni partidas, solo sucedió en un momento y cambió mi vida y tengo que explicar por qué.

Cientos de cosas me han pasado, buenas, malas y peores, he sido pisoteado, vapuleado, engañado y maltratado (inserte lágrima aquí) y por eso decidí hace muchos años olvidar todo ese sentimiento y solo centrarme en vivir día a día, en trabajar (así muchos no lo crean) y en reírme de todo el mundo… debo aceptar que al principio fue muy duro, porque uno ya venía en esa “vaca loca” del amor y las promesas eternas que nunca se cumplen, pero luego fue poco a poco calando ese nuevo sentimiento de “realidad” en lo más profundo de mi llano ser (no se engañe, soy mucho más superficial de lo que parezco).

Abandoné, como cuando se entra en el infierno de Dante, toda esperanza, toda posibilidad de sentir ese palpitar en el corazón (y en otras partes) de una vez y para siempre, porque como lo dije un día, es mejor un corazón muerto que no sienta nada que uno herido que sangre día a día. Como díce un autor recontra trolazo que me hace reír:

No sabía, de tristezas, ni de lágrimas,
ni nada, que me hicieran llorar
yo sabía de cariño, de ternura,
porque a mí desde pequeño,
eso me enseñó mamá, eso me enseñó mamá,
eso y muchas cosas más
yo jamás sufrí, yo jamás llore,
yo era muy feliz, yo vivía muy bien

Hasta que…. Te conocí

Pero bueno, basta del pasado (del passé descomposé, como dicen los franceses) y me remitiré al presente. Surgió este amor, como ya lo dije, de la nada y sin anunciarse, sin estar programado, porque el amor es como una mariposa, no puedes cazarla porque no podrás nunca atraparla con los dedos, pero si te quedas quieto y esperas, una de ellas se posará sobre ti. Y así pasó queridos radioescuchas.

Al principio obviamente hay una atracción física básica que lo saca a uno del aletargamiento cotidiano, como una leve chispa que empieza a incendiar el estómago y el espíritu (decadente), pero de manera irremediable empieza ese juego, ese vaivén del coqueteo, sin que uno sepa realmente si es correspondido.

Mucha gente me criticaba antes porque era muy romanicón (medio romanti-maricón), de andar con cursilerías todo el tiempo, pero después de muchas historias  dejé de andar con pendejaditas varias o con canciones o cosas por el estilo (en serio, yo enamorado, como se lo dije a alguien el otro día, soy un fastidio). Luego me volví un cínico: brincaba de un lado a otro, no me comprometía con nada ni con nadie y al final, si veía que la cosa se iba poniendo seria, pues saltaba olímpicamente lejos de la paciente y me perdía, pues como dice el popular refrán “al perro no lo capan dos veces”. Y por eso ya me he disculpado con varias personas… pero bueno, eso queda en el pasado.

Pero le he dado muchas vueltas, la historia es así: todo comenzó una tarde de otoño, una tarde apacible donde la temperatura no estaba ni elevada como en el ardiente verano, ni congelada como en el actual invierno del averno, de esas tardes suaves y calmadas donde puedes contar cómo pasan los segundos sin que ello te moleste. En esos días yo andaba haciendo varias diligencias por ciertas cosas que no aclararé aquí porque la envidia existe caballeros, pero en un momento crucial en el que iba caminando por una acera de una concurrida calle de Montreal, la vi… debo aceptar que mis preferencias siempre están centradas en las pieles canelas, pero cuando la vi ahí, tan blanca, tan pura y a la vez tan potente, tan salvaje con su tez hermosa e inmaculada, que no pude contener mi emoción y tuve que volver la mirada porque me enrojecí al ver semejante espectáculo.

Obvio que no todo es color de rosa, al principio algo como que no me convencía, como que me frenaba para entrar de lleno a tratar de concretar algo con ella, pero un día en el cual me levanté con muchas más fuerzas que las habituales, me decidí y di el paso crucial de enfrentarme con esa belleza y soltarme hacia las mieles del amor.

Voy a confesar una cosa: cuando se trata de relaciones espontáneas o pasajeras soy sumamente raudo y veloz para concretar los asuntos pendientes, pero cuando me enamoro soy una pelota completa, sudo, trastabillo, me tiembla la voz y se me acaba el buen hablar del que hago gala todos los días. Así que no tuve más opción que la de ir acompañado por un amigo… si, si, yo sé, parecía un chiquillo de secundaria pidiendo la ayuda de alguien para esos menesteres pero qué se le hace, el amor es así, para ti y para mi, todo es más perfecto…

Obvio que siempre hay más opciones, más contendientes en el juego del amor (a Little bit of this, al Little bit of that), que había por ahí otra que me gustaba también, pero me decidí y encontré en mi alma que ella sería quien me sacaría de mi tristeza existencial.

Y henos ahí aquel día con mi amigo, presto para enfrentarme a esa criatura hermosa, a esa cosita divina que había divisado aquel día, presto para acercarme y entenderme un poco con ella, develar un poco el misterio que la rodeaba… pero ya estaba supremamente decidido, así que me acerqué al dependiente y le pregunté: Ole mano, cuánto es que cuesta esa Mac Book Pro con Retina Display?

Y así fue, me enamoré y la compré, la llevé para mi habitáculo infernal para probar que no había elegido mal. Pero al principio, como toda nueva relación, tuvimos nuestro tiempo de acople: a mí no me gustan mucho sus tildes (es un teclado en francés) y a ella no le gustan mucho mis comandos venidos de Windows, no encontraba el Alt-F4 y ella no entendía por qué seguía yo tratándola como una pc cualquiera.

Pero al final nos entendimos y nuestro amor ahora es más grande que cualquier cosa en el mundo, cielo y tierra pasarán, más este amor que siento en mi pecho henchido nunca decaerá… sé que ella me amará y no me traicionará y que yo nunca la defraudaré tratando de instalarle cosas de Windows en su bella arquitectura… seremos felices per secula seculora, por el resto de nuestros días, viviendo en armonía con su Full HD, con su sonido y con sus procesadores.

Como dije un día, el dinero no puede comprar cosas para rellenar el alma, pero es tan divertido intentarlo… iLove her!

P.D.: Si, no la cambiaré, porque yo no soy de esos que prometen y luego se largan, mi amor es eterno, como el de Rocío Durcal!

Tuesday 22 January 2013

Medásculofobia

"Blade sí era el original, no acepte imitaciones"


En días no tan recientes se estrenó la muy esperada parte final de la saga de “Crepúsculo” que hace las delicias de idiotas e idiotas de todas las edades en los cines de muchas ciudades de este mundo cretino que no tiene más que vanagloriar la estupidez colectiva y los estereotipos pendejos.

Sé que suena medio amargado el texto anterior pero qué más da, es cierto! Aunque también es cierto que últimamente el cine me tiene decepcionado (con Adam Sandler y toda su compañía de pelafustanes de comedia digna de un sábado por la tarde) debido a su superficialidad y snobismo autista, también debo decir que esta película, literalmente, la sacó del estadio.

Pues es de todos conocido que las historias de vampiros y cosas por el estilo siempre han tenido su toque medio gay, medio galleta que ha impregnado a los personajes en ambivalencias tetrasexuales, desde Nosferatu que caminaba medio “desgualetado”, seguramente después de subirse en un colectivo e ir todo el camino a su tumba doblado por el exceso de pasajeros que montan en una furgoneta mal acondicionada, hasta los protagonistas de “Entrevista con el Vampiro”, de los cuales no se sabía a ciencia cierta qué carajos hacían con sus tiempos muertos entre una comilona y otra.

El único vampiro “machito” que recuerdo es al súper poderoso “Blade” (por cierto, me imagino que Bárbara Blade es su hija, por eso es tan “bejuca” que se afeita el sobaco con un machete); ese afro descendiente que tenía los cojones bien, pero bien puestos para matar a otros vampiros medio indecentes que caminan por las calles. Ese sí es un monstruo de verdad, verdad. Del resto todos eran como muy tibios, muy ambidiestros pero sin mostrarlo realmente.

Pero ahora… háganme el favor! Ver semejante “jotez” en los nuevos personajes de ciencia ficción de esa saga maluca me hace reflexionar acerca de lo que realmente está pasando con el mundo.

Y ahora lo descubro: Crepúsculo ha puesto en evidencia que el mundo se volvió gay, y no gay de los que pelean por sus derechos, sino gay de marica, de pendejo y de idiota. No sé a ciencia cierta en qué momento pasó, tal vez fue por la llegada de las izquierdas dizque democráticas al poder (sino miren la maricada que hizo Samuel en Bogotá), tal vez fueron los edulcorantes que prometen ser más delgado (claro, con cáncer uno adelgaza porque adelgaza) y por ende más estilizado y con menos cerebro, tal vez sean los Mayas, tal vez sea la yuxtaposición de Marte con Saturno, tal vez sea Uribe y sus Uribeños (ah, lo siento, ahora se llaman “Puro Centro Democrático”)… en fin, no sé qué fue lo que impulsó la estupidez del mundo, pero que pasó, pasó, y por eso miren como estamos: el mundo al borde del colapso financiero, Europa pasando hambritas, gente bailando el “GangBang Style”, etc…

Por todo lo anterior debo decir que ahora me adhiero a Blade y toda su horda de cazadores nocturnos para que acaben con tanto vampiro idiota, tanta historia “agüevarda” que pulula por las librerías light del mundo para así vender libros sin ninguna profundidad literaria ni coherencia alguna. Sé que solo la venida gloriosa de nuestro salvador afro descendiente acabará con todos esos personajes blanquecinos que no tienen el mínimo de huevos para liderar a la nueva generación.

Porque aceptémoslo, tiene mucho más fuerza, más potencia, más huevos la niña hermosa esa que protagoniza “Underworld”, la divina Kate Beckinsale o la deliciosísima Rhona Mitra de “Rise of the Lycans” que ese montón de muchachos sin “verijas” como los de Crepúsculo.

Así que adelante, acabemos de una vez por todas con ese género romanticón y roscón de cine para señoritas mal casadas y que vuelva Blade, que con todo su poder acabe con tanto vampirito amanerado que ahora dice que “brilla” en la luz (como si fueran lámparas los cretinos esos). Vuelve ahora negrito sabroso para que les rompas el ojete a todos esos que tanto lo desean, ese mamertico de Twilight con toda esa parranda de cofrades sin carácter. Creo realmente que él es el único que calza en este momento de desesperación, cae como anillo al dedo, como esfínter en proctólogo.

Adelante Blade, cazador de vampiros, tu que eres el caminante diurno debes librarnos de todo ese mal estúpido que ha invadido al mundo! Acaba con esta “medasculofobia”

Yo tengo Medásculofobia, y qué! Me da fobia Crepúsculo y su historia “jota” de vampiros amanerados.

Vuelve Blade!

P.D.: Y ojalá también se traiga con él a la delicia de Jessica Biel... Yummy


Díganme si no es un "bomboncito"...

Friday 18 January 2013

Un osito dormilón le regalé...

"Si me llego a morir, no le cuentes a ella..."


Ahora que estamos en este nuevo año, todos empezamos nuevas promesas que difícilmente cumpliremos, ya sea por pereza, por monotonía o porque simplemente no se nos da la gana: voy a bajar de peso, voy a estudiar, voy a portarme bien, no voy a tomar más alcohol, voy a dejar de fumar, no voy a ser infiel, voy a ser mejor con mi pareja, voy a viajar más, etc. La lista es tan larga como personas en este mundo y las risas son tan grandes al final del año que no dan abasto nuestros rostros para soltar las carcajadas.

La más linda de todas es la de bajar de peso, que empieza claramente con comer más sano y hacer más ejercicio que jugar con el Nintendo Wii, pero esa es una de las promesas que primero se rompen: es muy cansado andar privándose de los placeres de la comida y de la cama, del control remoto y de las frituras. También viene seguido por el de no fumar más, que millones de personas rezan a principio de año… no es para nadie un secreto que esa empresa siempre fracasa casi en el acto; no se puede ya vivir una vida plena sin chupar ese taco de nicotina y de su subsiguiente escupitajo de flemas cual camionero con gripa en la acera de enfrente.

Pero como yo tampoco estoy exento de hacer promesas inverosímiles como las que ya me han hecho a mí, pues también quiero cambiar, quiero ser una mejor persona (creo que es difícil pero posible) y mejorar muchos hábitos que tengo, aunque al final del año solo sobreviva una u otra buena intención.

Bajar de peso ya no es un problema, sí, tengo que hacer ciertos movimientos de cadera para arreglar algunos aspectos anatómicos, pero puedo decir que todo va viento en popa desde hace algún tiempo que me libré del peso muerto; lo de no fumar es bastante fácil ya que nunca me ha gustado ese placer de la nicotina y lo de ser fiel pues hombre, eso va por añadidura, ya que yo sí soy gente decente (o al menos me lo creo).

Solo hay un aspecto que me preocupa: este año chino de la serpiente (como la que engañó a Eva) quiero ser un poco más ordenado en todas mis cosas, en especial con mi habitáculo y su limpieza.

Siempre le he tenido una pereza infinita a hacer aseo, a estar guardando, colgando y doblando ropa, a estar barriendo y trapeando cada semana para que no se acumule ni una pizca mugre… por ello, cuando vivía en un país supremamente desigual como lo es Colombia tenía una señora que me ayudaba con esas labores propias del hogar, y aunque ella no era una maravilla, limpiaba “por donde ve la suegra” y hacía un aseo que me mantenía en la ilusión de la limpieza. Ella era feliz que no la controlara (como quieren hacer todas las mujeres con las empleadas) y yo era feliz porque mi apartamento parecía limpio.

Pero ahora es mucho más complicado; los sueldos que deben pagárseles a las personas encargadas del aseo superan con creces mi capacidad de pago (maldito país igualitario) y por ello soy yo el único responsable de esa cansada tarea.

Como siempre, en los primeros días uno tiene los ánimos de lujo para hacer cualquier cosa: lavar, planchar, barrer, cocinar, trapear, desempolvar, lavar baños y bañera (grrr), pero luego la motivación va cayendo como la pirámide de Interbolsa o la de Herbalife.

Salen siempre excusas como “lo hago mañana”, “no está tan sucio”, “esa olla la voy a volver a utilizar”, y surge nuevamente el mismo patrón de uso común: no hacer el oficio en la casa.

Y cuando pensé que todo estaba perdido, que todo era inútil y que caería irremediablemente al abismo de la perdición al que estoy habituado, un ángel (me imagino que el ángel del aseo) bajó para iluminarme y llevarme al buen camino de la limpieza, del oficio y de la motivación para hacer los menesteres en la casa: mi ángel “vallenatero”.

Gracias señor misericordioso que lo enviaste como por entre un tubo a que me mostrara las delicias de es mundo venido de la costa, de esa música que llena los sentidos de pasiones encontradas: las de cantar y las de hacer aseo. Antes era un ignorante debo admitir, que creía que el vallenato solo era un tipo de música estridente y altamente chillona, irritante y sin sentido que se producía al encerrar a un gato en una caja con cuchillas internas para que una vez que el “músico” comprima la caja, el felino sea apuñalado en repetidas ocasiones para que emita sonidos subnormales.

Pero ahora me he iluminado, soy más sabio y más tolerante (como la zona de tolerancia de Santa Fe) y me doy cuenta de que estaba equivocado, que ese género musical, que vio su renacer con Carlos Vives, es más útil que nunca frente a mis necesidades de aseo, me permite concentrarme en lavar platos y hacer oficio, en cocinar y en lavar baños a profundidad; porque una vez empieza a sonar un “Silvestrazo” bailable o un “Peterazo” musical la cosa se pone buena, uno se empieza a mover al sonido de la caja de Pandora que llaman acordeón y el oficio le rinde.

Nada mejor que estar lavando un plato al estilo de los Chiches Vallenatos, entonando sus melodiosas voces y líricas venidas de la más ancestral inteligencia del Valle; nada mejor que destapar un inodoro asesino al sonsonete de Los Hermanos Zuleta o de Jorge Oñate… cómo no querer estar cocinando, cortando cebollas y lanzando manteca a una sartén escuchando a ese chicharrón envuelto en papel brillante apodado Diomedes Díaz, y la lista puede continuar cuan larga es la cadena de éxitos de Olímpica Estéreo (que se metió).

Es que hacer labores sin cerebro es muy difícil algunas veces, pero cuando necesitas despojarte de todo aquello que te hace ser humano para solo realizar oficios repetitivos y meramente manuales, debes abandonar el poder del cerebro evolucionado y solo remitirte a la parte más antigua del cerebro reptiliano que tenemos, y nada mejor para apagar tu lado pensante que estar escuchando “Y que se le moja la canoa” o el mejor exponente de todos los del género que domina las calles en busetas, tiendas de barrios y minitecas pobres: El Osito Dormilón, del Trinomio Cuadrado Perfecto:


Un osito dormilón le regalé!
y un besito al despedirse ella me dio
ese fue el día en que yo más me enamoré
pero ahora mi alegría se acabó...

Por ello, me retracto públicamente por todo lo que he aseverado contra ese hermoso ritmo musical que le llaman vallenato… Nada como hacer oficio en la casa al compás de todos esos portentosos cantantes que hacen las delicias de tantas personas en busetas, bares, tiendas de barrio y cocinas; ahora entiendo porque las "quecas" escuchan eso, ayuda a concentrarse en la manteca.

Gracias a Olímpica Estéreo y a la Vallenata por hacerme parte de la cultura del aseo!

Cómo no creer uno en la divinidad después de escuchar esa música aletargante de chofer de bus, empleada del servicio, de trabajadora sexual de la Caracas, como no dedicarte a hacer aseo con el cerebro en vacaciones pagadas y muerte súbita?

"Esto no lo ataja nadie, dios benditooooo…."

Sunday 13 January 2013

O país mais feliz do mundo

"En la página dice que está certificada... no sé qué quiera decir..."


Este nuevo año nos trae nuevas cosas, nuevos cambios y mejores oportunidades, nos trae un nuevo mundo para disfrutar ahora que ya sabemos que los mayas no acabaron con él, no sé si por física pereza o por no obstruir a los gobernantes de turno que lo están haciendo muy, pero muy bien.

Y como año nuevo, vida nueva, desde ahora ya se habla de que mi amada patria tiene un nuevo lema venido de las más profundas y concienzudas investigaciones de todos los tiempos: no es la teoría de la evolución o la teoría de cuerdas de la física cuántica, no señores, es de esas investigaciones que tanto nos orgullecen como patria y como nación… las investigaciones de la felicidad.

Dicen ahora (y me atrevo a aseverar que así es) que Colombia es el país más feliz del mundo conocido, que somos más felices que Messi recibiendo el balón de oro, más felices que Uribe ahora que Hugo Chávez está muy enfermo (pobrecito), más feliz que los operadores de las basuras a los que Petro, con su incapacidad, los dejó como salvadores de la cuidad capital… incluso más felices que prepago (o modelo que es lo mismo) estrenando mafioso.

Y contrario a lo que todos pensarán, estoy de acuerdo en un cien por ciento con ese dato jocoso, con ese dato para llenar prensa y páginas sociales. Cómo no creer en la felicidad abundante del pueblo colombiano si hay tantas razones que la sustentan, que pululan en las calles y en las casas, en pueblos y ciudades… incluso en el circo político que se ha convertido el mal llamado proceso de paz.

Es que cómo no ser felices si tenemos dos mares que utilizamos para veranear de vez en cuando, que utilizamos para sacar cargamento tras cargamento de cocaína y otras cosas eufóricas que aman los gringos y los europeos (del culo del traficante a su elegante nariz), que utilizamos para desaparecer gente.

Cómo no ser felices si vemos cómo la derecha nos trata como los tarados electores que somos, siempre pendientes de algún reallity y no de lo que ellos se roban, no de las concesiones que otorgan a grandes capitales extranjeros para que usurpen aire, tierra y agua de todo ese país.

Cómo no ser felices si tenemos a la izquierda babosa que sale con cada payasada en todo momento, ya sea con sus controles políticos que poco o nada aportan en la realidad, o dirigiendo una ciudad a las patadas, a los “chambonazos”, entregándolas al desorden y a la improvisación.

Cómo no ser felices con el circo hermoso que nos arma Uribe cada semana cuando salen denuncias en su contra o cuando solo quiere figurar con su hambre eterna de pantalla, saliendo con su acento gracioso y aguerrido de capataz en cada medio que le permita mojar su bienaventurada garganta, diciendo nimiedades para defenderse (yo no tenía gafas en ese tiempo) u ofuscándose como un troglodita cada vez que alguien osa levantar la voz en su contra.

Pero más allá de todos esos hechos cotidianos que tanto nos alegran, como las filas eternas en los bancos, el estrujón en Transmilenio, el atraco en la calle, el niño mocoso vendiendo Loquiños en la buseta, el ñero escuchando Tropicana Estéreo, la juventud babosa escuchando reggaetón y lo peor, queriendo emular a esa partida de payasos, etc., claro que somos el país más feliz do mundo, el país con mayor alegría por centímetro cuadrado.

No lo digo por nuestros carnavales e infinitos reinados (como los de la hija de la gata), sino porque poseemos el mayor número de putas por centímetro cuadrado… si, así como lo oye y lo pronuncia, somos muy felices porque tenemos putas a montón, putas por todos lados, ya sean modelos de alta alcurnia o una cualquiera que ofrece masaje con los senos por solo veinte mil devaluados pesitos.

Tan llenos de putas estamos que sus hijos están gobernando el país desde hace más de dos siglos. Pero no voy a hablar de los políticos porque qué culpa tienen ellos de ser hijos de sus madres. Voy a hablar de las putas, así ahora se autodenominen “scorts” o acompañantes de lujo… Putas, putas se llaman y se llamarán siempre, desde Dania Londoño, que le abrió muy bien las patas a los gringos (como los políticos) y mostró toda la felicidad que proporciona su archipiélago, hasta las que murieron por andar con traquetos y mafiosos en una finca en Envigado.

Porque si aún no se han dado cuenta, en Colombia hay putas en donde busquen, en cualquier ciudad o vereda, vendiéndose siempre al mejor postor, se apelliden Cruz, Muñoz, Abello, Rincón (o Spice como se hacen llamar), Gómez, etc., haciéndose pasar por modelos respetables para luego entregarlo por un precio, sea por un calado o por una casa o unos cuantos millones de pesos para vivir su elegante vida.

Por eso, por tener el más alto número de putas por centímetro lineal y cuadrado (en estos días haré un cálculo preciso de cuántas por centímetro de “poronga” me corresponden) es que es evidente y preciso que somos el país mais feliz do mundo, por eso nunca nos podrán arrebatar ese título y siempre lo llevaremos en alto, aunque las putas lo lleven en cuatro.

Somos Felices, y qué… Vivan todas las putas de mi país!

P.D.: Ojalá no se “Envigadice” Bogotá, porque las putas si nos gustan bastante, sobre todo en las fiestas, pero eso de andar matándose solo pasa con la gente lumpen, como los mafiosos o los que escuchan Tropicana Estéreo.