Tuesday 12 March 2013

Yo no te pido la luna, solo te pido al mamerto

"Parece que esta sí se baña"


En días recientes se dio la tan infortunada muerte de nuestro comandante Hugo Chávez, debo decir que yo me encuentro desolado y apesadumbrado hasta los tuétanos por tal estrepitosa calamidad, y no obviamente porque siga el pensamiento del Socialismo del Siglo XXI ni mucho menos, tampoco porque sea parte de la América Latina que llora la muerte de los subsidios que bien ofreció a todos aquellos que estuvieran pasando hambre (como Evo) y que hincaran bien su rodilla a tierra para con él, no; lamento la muerte porque eso demuestra que ella nos iguala a todos, pero más allá de eso lamento que se nos haya ido el cómico y figura del payaso en cuestión: ahora quién nos hará sonreír a cada momento con sus “Aló Presidente”? Quién ahora nos saldrá con sus pilatunas cómicas de capitalismos marcianos o de envenenamientos por radiación ultravioleta? En verdad lo voy a extrañar hasta las extrañas… (Malditos marcianos imperialistas y burgueses!)

Y hablando del socialismo que dejó amenamente en la hermana República Bolivariana de Venezuela, pienso para mí mismo que se debe proteger ese gran legado de la izquierda supuestamente democrática que ahora, sin su comandante, lucha por sobrevivir día a día frente a los ataques incesantes de la derecha recalcitrante, de los gringos y de aquella burguesía arrodillada que les chupa hasta las medias a los norteamericanos, los más famosos “pitiyankees” (mi comandante siempre presente).

Porque de esos arrodillados derechistas está lleno el mundo, sino solo hace falta ver a los empresarios colombianos o a la política de la que tanto nos quejamos todos los días, ellos siempre están dispuestos a chuparles todo lo que necesiten los potentados americanos por unos cuantos dólares. Y por ese puñado de centavos están dispuestos a todo, desde lanzar críticas incesantes al progresista de Petro (bendito él) como a matar a todo aquel que se levante contra la propiedad privada que tanto les ha costado robar de los campesinos desarmados.

Y así como se crean leyes que nunca se cumplen de restitución, verdad y justicia, quiero también que se hagan leyes para otra sociedad, otra comunidad vulnerada en sus derechos más primarios, una comunidad que no necesita mucho pero que han sido in visibilizados por los medios y por la sociedad, una cultura del desaseo y de la quejadera basada en las más ancestrales costumbres de hacer pereza y vagancia desde el principio de los tiempos: los mamertos.

Hay que admitirlo señoras y señores, los mamertos, esa bella y sucia comunidad son también vulnerados en sus derechos (aunque sean de izquierda); en este momento se encuentran en el limbo sin su comandante y sin saber cómo evitar el baño diario o el pensamiento coherente.

Ellos siguen existiendo, así todo el mundo lo niegue, así los “pitiyankees” nos muestren otras cosas en el noticiero, ellos siguen en su muy ancestral sexy movimiento de no bañarse, de dejarse crecer las greñas con toda la libertad y hacerse rastas y cosas inmundas que los hacen oler como el demonio. Siguen cantando en fogatas y canelazos aunque la gente ahora ya vaya a discotecas y bares.

Afrontémoslo y creemos un impuesto, el impuesto pro mamerto, para así proveerles de lo mucho que necesitan, darles dinero para sus ponchos, sus frazadas y su mariguanita,  darles discos en LP de Silvio Rodríguez o Pablo Milanesa de Pollo, que sigan escuchando al neo poeta contra contemporáneo del recontra espionaje Ricardo Arjona, porque aceptémoslo muchachos, ningún otro animal está en la capacidad de aguante de esos mugres para soportar varias canciones seguidas de esos representantes de la lumpen burguesía… tal vez sea su estilo “hippie” de Guachetá, tal vez sea el mugre que vive en sus prodigiosas orejas por no pasarse un solo copito en su vida, tal vez sea por el pelo que tienen hasta en el culo o porque no se bañan, pero ellos necesitan esas notas estridentes de Unicornios Azules y de rémoras cósmicas para poder sobrevivir en su mugre latente.

Recordemos también que ellos son la savia vital de la lucha obrera (aunque nunca en su vida hayan trabajado), luchan todo el tiempo por el trabajador de la mina, por el campesino y su arado, por la hierba que los alimenta todos los días, por su proveedores de inciensos y manillas (nota del autor: eso no es trabajo, vagos!), por todo lo que les permita capar clases, etc.; por eso necesitamos de ellos con urgencia, siempre presentes para ahuyentar a cualquier derechista con su pecueca poderosa de izquierda, con sus camisetas del “Che” compradas en su tienda anti imperialista más cercana y con su pelo asquerosamente enmarañado y fétido.

Es que hasta les tengo una consigna para cuando sean restituidos todos sus derechos:

“Camaradas, sigamos en la lucha
que cuando la revolución triunfe
estrenaremos por fin la ducha
para nunca más oler a chucha”

Porque hay que recordar que, dentro del mamertismo, el que no huela feo, el que no huela a chucha es un cerdo burgués, porque la capucha nos iguala en la chucha camaradas!

Propongo también que se creen películas para resaltar sus valores, como “Karl Marx y el mamertismo filosofal” o “Karl Marx y la orden de la hoz y el martillo”, venidas de la productora “Películas con chucha mamerta de ayer y hoy (sobre todo de ayer)”.

Así que como ya lo afirmé en el título, restituyamos a esa masa sucia de la sociedad, al estado colombiano no le pido mucho, yo no le pido la luna, solo le pido al mamerto.

Mamertos del mundo “uníos en la pecueca”

P.D.: Ojalá que la ducha no te toque el cuerpo cuando caiga… para que no la puedas, convertir en cristal, ojalá se te acabe la pecueca constante, la parola precisa, la mugre perfecta, ojalá pase algo que te bañe de pronto, una luz cegadora, un disparo de Uribe, ojalá por lo menos que me lleve la muerte, para no olerte tanto, para no olerte siempre en todos los cambuches, en todas las prisiones… ojalá que no pueda, olerte ni en cancioneeees…

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