Tuesday 24 September 2013

La hinchada me las tiene hinchadas!

"No sea tan garra mi perrito"


Veo que nuevamente en el país de Popeye, la Quica y Alvaraco se llena la prensa de titulares venidos de las atrocidades ocurridas por los mal llamados “hinchas” de los equipos de Colombia, que nuevamente hay muertos y heridos solo por portar una camiseta tras una frontera invisible de intolerancia venida de un deporte que es solo eso, un juego venido a más que mueve dinero y lo peor de todo, inadaptados.

No estoy en contra del fútbol déjenme decirles, es un deporte que tiene sus jugadas y sus movimientos, que tiene su técnica y sus vainas, pero es que venirse a matar porque el uno o el otro tienen un equipo diferente no es más que un comportamiento propio y digno de las bestias del monte, y como bestias que son toca controlarlos con garrote y por qué no, con esterilización selectiva.

Y con ese comentario muchos me tildarán de “facho” o de cosas peores, pero quiero verlos cada vez que se les adelantan en la fila del banco o cuando están por subirse a Trasmilenio todo lo que vociferan contra aquel que irrumpió: indio, amangualado, bestia, animal, hp, etc.; por eso me parece que el problema no radica en el juego, sino en una fanaticada venida de un pueblo sin cultura y sin memoria.

Se habla de educar al pueblo, pero lo más cruel que han hecho los políticos de turno es inaugurar escuelas y hacerle creer a la chusma que ahora es educada… de qué sirve, me pregunto yo, saber que pi es igual a 3,141592 si no se sabe lo básico en convivencia ciudadana? De qué sirve saber que el peso atómico del Boro (dije Boro, no Bórax) es 10,81 +/- 0,007u si no se sabe cómo respetar al otro en su espacio personal?

Otros hacen el llamado a rescatar los valores de antaño y reconformar la familia como si eso fuera una solución en un país que lleva desangrándose durante toda su historia republicana; creo que de las cosas menos loables que podemos hacer los colombianos es añorar el pasado, no solo lo digo por Uribe y su gobierno de difuntos y flores, sino por toda la historia de violencia sin sentido que hemos generado por la falta de valores cívicos y por falta de respeto entre todos.

Porque si se ponen a reflexionar un poco (solo un poco) se darán cuenta de que ese fenómeno no es sólo de ahora: la violencia impregnada en toda la historia de Colombia nos demuestra que eso que llamamos "valores" han estado perdidos desde el día cero de esa patria boba, que no es más que un mero eufemismo para decirse en una plaza o en un discurso para congregar fieles o cofrades, nada más... cuando el país atravesaba por el llamado periodo de "La violencia" la familia se integraba casi exclusivamente de la manera tradicional: padre, madre e hijos, y aún así se inventaron el corte franela y el descabezamiento como deportes comunales entre Liberales y Conservadores.

Pero la verdadera pregunta es: Qué se debe hacer ahora con el problema de las barras bravas en el país de Pepita Mendieta (acabo de darme cuenta, la Tía Loli de Dejémonos de vainas representa al país ahora más que nunca, un país que solo vive del ‘qué dirán’), pues obviamente la respuesta es contundente: bolillo y garrote, hay que aplicarles las medidas policivas necesarias para que nunca vuelvan a agredir a alguien, que no vuelvan a entrar al estadio sería solo un comienzo, porque deberían tenerlos fichados para que dejen de andar haciendo sus fechorías en todo lugar… lastimosamente para ellos ya no hay solución, esa platica se perdió.

La verdadera ganancia y solución es educar desde pequeños a nuestros hijos, a esa semilla que aún no es mala (tan mala) y que aún puede moldearse con nuevos valores de convivencia, con nuevos sentimientos para con los demás, inculcarles un respeto por la vida y las convicciones propias y ajenas, en enseñarles no solo teorías o religiones sino historia, para que algún día dejemos de ser ese pueblo de mala entraña que sigue eligiendo a sus políticos de siempre, aquellos que han inculcado la violencia entre todos para construir su andamiaje de corrupción, para poder darnos cuenta de que la solución a largo plazo para el retraso mental de Colombia no es el darle bala a los guerrilleros o a los campesinos porque no podemos ir a Andrés Carne de Res (que es taaaan nuestro), sino respetar al otro, su pensamiento, palabra y omisión.

Ah, y que dejen de “hincharnos” tanto las pelotas y que no dejen entrar más al estadio a tanta “ñeramenta” que aturde con su olor y su estupidez a la gente normal que solo quiere disfrutar del espectáculo en paz.

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