Tuesday 3 December 2013

Malditos Publicistas

"Got Milk?"

En días pasados, Azableth escribió en su blog “La Copa del Burro” acerca de los publicistas, de esos seres extraños que habitan en reuniones hasta la madrugada y que aparecen en todo evento (sobre todo los de medios que no capan la movida de un catre), dice muchas cosas a las que tengo que decir: es cierto, los publicistas somos un montón de idiotas moviendo objetos y productos idiotas para vendérselos a los idiotas. Nada más. El resto es aliño de terminología y palabras bonitas.

Yo soy uno de ellos, de esos seres malévolos que nos ofendemos cuando alguien dice “propaganda” y que creemos cambiar el mundo con un comercial de tampones, y por eso amo esta profesión, porque podemos demostrar claramente la inteligencia superflua de la que hacen gala el resto de los mortales tragándose cada eyaculación precoz disfrazada de estrategia de marketing. Porque con un montón de líneas, palos, letras y dibujos bien proporcionados podemos engañar hasta al más astuto de que coma mierda pero bien empaquetada, que “esto es lo que vale la pena”, que son unos retrasados que solo compran plástico para tratar de llenar una vida vacía con cosas, cuando lo único que importa al final de la vida es el tiempo y cómo lo has distribuido.

No crean que pensamos que estamos salvando el mundo y tampoco crean que nos subimos de corazón en alguna doctrina o pensamiento, porque hoy trabajamos para la derecha moviendo a las masas pendejas a que marchen contra un diálogo de paz y mañana, si pagan mejor, estaremos diciéndoles que la paz es el negocio, socio. Y claro, ahora quiero que me digan de corazón y “con la mano en el considere” quiénes son los imbéciles, un montón de ejecutivos “chocolocos” que se pasean de marca en marca, o una tracalada de “gente bien” que no piensa y que no ama, que solo trata de ser famosa consumiendo lo mismo que Radamel Falcao.

Y así como al pueblo ignaro colombiano lo ofende que le digan “narcotraficante”, nos ofende que nos digan que somos las “putas” del negocio, porque en algo tienen razón… si fuera totalmente mentira solamente nos reiríamos y seguiríamos de largo. Pero al momento se nos pasa, cuando vemos que nuestra marca subió dos puntos en sus ventas porque un día, cagando en el baño, se nos ocurrió que ese producto llamaría la atención de la chusma con su sabor cremoso y el “splash” que puede hacer en tu boca, que la mierda se derrite en tu boca, no en tu m-ano. Con animaciones en 3D te vendemos mierda en cuatro D para que así sueltes el número de tus tarjetas de crédito y te inscribas a Direct T.V. o a Netflix y renueves como por entre un tubo (de vaselina) tus suscripciones a Soho o a Don Juan, a revista Carrusel o Vanidades… y el idiota es uno...

Por eso vuelvo y digo, amo esta profesión de la manipulación de sentimientos, esta hermosa pasión por verles la cara de idiotas a todos de la mejor manera que pueda existir: creando miedos, miedo a que comas algo indebido, miedo a que no consigas pareja, miedo a que vuelva la guerrilla, miedo a que te quedes sin tetas que comprar, miedo a que no tengas a Scott el cachorrito (guau guau) cerca cuando se te olvida el papel higiénico en el baño… suavecito es mi papel, Scott mi mejor amigoooo (guau guau).

O cuando cantas “La navidad, es todo aquello que se brinda sin reserva, una flor, un beso, la ternura del amor, la navidad, es todo aquello que te hace recordar, que la vida es bella, que diciembre es amor, Navidad Aguila Roja” y te tomas un tinto y te vuelves mejor amigo. Como lo ven, calamos hasta lo más profundo sabiendo bien que la gente no “tiene la panela” para resistirse a imitar lo que ven, a que con una cadena de palabras bien enlazadas podemos hacer que tomes azúcar con cafeína para que tengas alas y te lo creas de verdad sin importarte cuán dañino puede ser ese menjurje para ti… a mí qué, a mi ya me pagaron.

Pero bueno, mientras el mundo iluminado que salva árboles y niños con hambre por medio de un “like” en Facebook siga comprando y consumiendo lo que vendemos, ¿a quién le importa? El que sabe no dice y el que dice no sabe. Mientras tanto llorarán los ejecutivos de cuenta y los creativos en sus grandes cargos con sus horarios estrafalarios y en sus abultadas cuentas de banco mientras muere hasta el último árbol imprimiendo merchandising y se consume el último litro de agua natural ya que ahora hay que tomarla empacada y ligeramente gasificada con un nombre de alguna diosa griega de la flacura para que las niñas bien las beban con sus cocteles y después del gym.

Les vendimos DDT, asbesto, clorofluorocarbonados que te dejan el peinado más bonito pero que se comen la capa de ozono y plásticos que forran el estómago y lo vuelven una masa purulenta y cancerígena, pero igual ya nos disculpamos y siguen comprando nuestra basura… quién es el imbécil, vuelvo y repito. Además que siempre habrá algún científico que haga una investigación contra las investigaciones y hasta de pronto un día de estos descubren que el cigarrillo no da cáncer sino que te da alaaaaas.

Así que sigan criticándonos mientras siguen consumiendo lo que les vendemos, y por favor no se olviden de seguirnos en Instagram.

P.D.: Sé que es un poco irritante, pero yo también tengo mis recelos contra la publicidad que tanto amo, por ejemplo, yo debería demandar a Emulsión de Scott, la baba esa hedionda de bacalao que me daban por las mañanas, debería demandarlos por taimados y por publicidad engañosa, porque ni sano, ni fuerte, ni crecí ¡maldita sea!

1 comment:

  1. Esta entrada me hizo recordar a esa película llamada '99 Francos', la frase clave es: "Tout s’achète : l’amour, l’art, la planète Terre, vous, moi... Surtout moi.L’homme est un produit comme les autres. Avec une date limite de vente. Je suis publicitaire. Je suis de ceux qui vous font rêver des choses que vous n’aurez jamais. Ciel toujours bleu, nanas jamais moche, bonheur parfait retouché sur Photoshop. Vous croyez que j’embellis le monde ? Perdu, je le bousille."

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