Friday 17 May 2013

No quiero una novia pechugona

"Solo la puse de ejemplo"


Después de algún tiempo que pasé descansando, reencauchando y viviendo en la amada república no bolivariana de Colombia, vuelvo nuevamente a los brazos ahora no tan gélidos del país morrongo, de mi amada Canadá que me ha dado todo menos lo que necesito: paciencia, virtud y una buena mujer.

En este preciso momento de pseudo inspiración me encuentro volando a muchos pies de altura sobre el poderoso Atlántico, mar grande y majestuoso que nos hace ver lo insignificantes que somos. En este momento de aguantar muchos baches en el camino (parece que en el cielo también hay partes sin pavimentar) me pongo a pensar en lo que uno quiere como hombre, no como raza sino como género.

Es que debo decir que las mujeres a mí me sorprenden cada día más: hacen rutinas increíbles para mantenerse delgadas, como aquella en la que, literalmente, se cosen la lengua para no comer sólidos durante seis meses, o aquella en la que solo tienen que comer 100 calorías al día para mantenerse delgadas (aunque no tengan fuerzas para nada). No solo en el proceso de adelgazar hacen cosas insospechadas, también para aumentar algunas medidas en ciertas partes, recurren a procesos extraños, como la famosísima Jesica Cediel quien, a pesar de tener un magnificente trasero, se mandó a poner aún más para ganar un concurso del “trasero más cacheteable del año”; recurren a procesos quirúrgicos para aumentarse senos, para subirse las aureolas, para darles forma o para incluso quedar cual “chicholinas” colombianas que necesitan sostenes del tamaño de carpas para cubrir semejantes implantes.

La vanidad no termina ahí, también se hacen liposucciones (lo malo es que se les olvida coserse la jeta para no comer como animales), reducciones, terapias, masajes y demás cosas extrañas para quedar “buenas”, para ser el centro de atención de todo lugar a donde vayan, para conseguir un buen “macho” que les haga par a semejantes adquisiciones quirúrgicas. Por algo dice alguien que ya no existen feministas, solo mujeres que se pagan sus propios implantes.

Pero yo tengo gustos simples más no simplones, gusto por la naturaleza y gusto por vivir una vida sin sabores artificiales. Me gustan las mujeres que aceptan su propio cuerpo, que se cuidan sin caer en el materialismo de matarse de hambre por tan solo rebajar unos cuantos kilos (aunque a algunas bastante falta les hace, sobretodo ahora que viene el verano), que no se “tunean” cual si fueran automóviles para conducir.

Admiro la belleza de las mujeres (de algunas, no se confundan), admiro que se cuiden pero no hasta extremos anormales, pero sobretodo adoro a las mujeres que no tienen tantas tetas.

Sí señora, dama y caballero, así como lo leen, yo prefiero divertirme con otras partes que andar con el instinto mamario de buscar y encontrar a una mujer con pechos enormes y plásticos. Prefiero mil veces a una mujer que sabe pensar más que bambolear un par de “maracas” para la diversión de los hombres.

Y es que muchos de mis cofrades y compañeros de género las prefieren con siliconas enormes, o con tetas descomunales, pero les recuerdo que eso es solo la punta del iceberg, que  la “saltabilidad” de esas masas gigantes acarrean incluso problemas y son meramente atavíos visuales para conveniencia masculina. Las mujeres de senos enormes (conozco varios casos) no solo tienen problemas para que las miren a los ojos, sino que también tienen problemas en la columna por el peso del objeto de diversión.

Me divierto mucho más con otras partes y con otras actitudes que estar simplemente pensando en esos rusos placeres que son meramente visuales y autosatisfactorios de los “machos”, pensando siempre en qué talla de brassiere usa la novia de turno o en saber cuánto costaron esos senos de impacto que ahora se hacen para quedar como Pamela Andersson en Baywatch.

Por eso no quiero una novia pechugona, ni que sea maciza ni sea rolliza (ya lo dije: a la gorda di no y no, di no y no), parafraseando la canción de “La Trinca”, porque prefiero mil veces a una mujer hermosa, con ojos igual de hermosos, con deliciosos labios y con clase y estilo que a una abultada “loba” con implantes no solo en el busto, sino en los labios, el trasero y hasta en otras partes innombrables (como Voldemort). Mujeres naturalmente hermosas que llenan de risa y de calor el corazón con su sola presencia, así muchas veces sea solo efímera.

No quiero una novia pechugona
Ni que sea maciza, ni que sea rolliza
Que cuando la abrace si la abarque
Más vale que ajuste y no que aplaste.


P.D.: Les recuerdo a muchas que se podrá  implantar tetas y culo, pero que el dinero nunca les alcanzará para comprar la clase porque, como dicen el adagio popular, “lo que no lo da la cuna, no lo da ni el putas”.

2 comments:

  1. Bastatante despectiva la forma de llamar senos, que en todos los casos no son producto de cirugias, sino parte de la dotación con que vienen algunas mujeres... no todos los ojos bellos están acompañados de cerebro astutos, y creo que el articulo fue escrito para tapar las infidelidades cometidas durante su estadía en Colombia y para que su compañera de curvas masculinas no sienta celos de una colombiana.

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  2. Au contraire my desperate housewife, me fascinan las mujeres latinas y sobretodo las colombianas, pero en cuestiones de gustos nadie puede defender lo indefendible; v.g. hay una amiga que ama a los zurdos... Razones para gustar o disgustar sobran, pero cada uno tiene todo el derecho de expresar sus gustos por mujeres de "curvas masculinas" por no tener un busto prominente, como Martina García, Emma Watson, Mila Kunis u otras maravillas de complexión delgada y estilizada.

    Aunque creo que este articulito si es todo un agravio contra las novias pechugonas del mundo, pues ellas siempre han creído y han estado convencidas que un buen par de tetas les permitirán conquistar el mundo (lo peor es que muchas veces lo logran y sin una pizca de cerebro) y ven como una blasfemia que un hombre hecho y derecho rechace ese elemento de ventaja que han tenido durante tanto tiempo.

    Para finalizar, solo es una opinión de gustos como ya lo dije, y como dice Rikarena: Sacúdelo que tiene arena!

    Gracias por comentar!

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