Monday 10 September 2012

Atómico, se dice atómico!


"Le simpatizaría si me conociera"


La vida era mucho más sencilla y más complicada en los años 90’s, en esa época turbia en la cual se desarrolló mi adolescencia; era sencilla porque no teníamos muchos aparatos electrónicos que nos controlaran, a duras penas existía el teléfono fijo que muchas veces no funcionaba debido a la laxitud de los trabajadores oficiales de las empresas de telefonía local, para quienes la semana solo tenía 3 días hábiles y se bebían todo lo que la empresa licorera les suministrara para que votaran por los mismos pelafustanes de siempre. Lo sé de primera mano, no me acusen (qué viva el Sindicato, hip!).

Pero también era compleja, porque se podía tornar bastante monótona y aburrida… me explico: solo existían dos canales de televisión en donde solo pasaban programas de bajo nivel cultural (momento, eso no ha cambiado) e incluso, en donde durante un muy buen tiempo, desde que se acababa el noticiero (noticia: no había Estilo R.C.N.) hasta las cuatro de la tarde no había nada más que ver que el logo de Inravisión. Pero la tristeza no terminaba en ese momento, seguía una seguidilla de novelas (momento, eso tampoco ha cambiado) “mexicanenses” que animaban nuestras tristes tardes: Topacio, Lucerito, Marimar (ay, costeñita soy!), María Mercedes (pa’ servirle a usted), María la del Barrio (que “jurgononón” de Marías, y todas protagonizadas por Thalia), Las Aguas Mansas, Almas de Piedra, En Puerco Ajeno, Café (que creo que aún se emite) y pues como olvidar a Betty la Boba (ah novelita pendeja esa).

Bueno, también estaban las novelas copiadas de los seriados de “tenaggers” de los Estados Unidos (siempre lo he dicho: los guionistas colombianos han sido tan creativos copiando todo lo de afuera): Clase Aparte, de la cual todos querían copiarse algo, sea la estupidez de sus personajes, sus peinados o incluso su uniforme; Conjunto Cerrado, Oki Doki y obviamente la mejor para el final, De Pies a Cabeza (con Carolina Acevedo y… y muchos más).

Frente a todo eso a los que estábamos en esa época de transición de ser niños a menos niños (los hombres nunca maduramos, solo cambiamos de juguetes), la vida era muy difícil, era terrible tener que aguantarnos todos esos dramones de la tarde (como Lucerito, se quedaba ciega, perdía la memoria… pero culiar si no se le olvidaba! Paría hijos a lo bestia!), por eso salíamos mucho, conocíamos parques y algunos leíamos.

Y en un momento en el que todos pensamos que nuestras vidas serían tristes y aburridas como el Minuto de Dios y meramente informativas como el Boletín del Consumidor, apareció una serie gringa que llegó para quedarse, que empezó a mostrar realmente cosas interesantes, que nos hizo reír como “esgolodrobos” y que de paso, creó toda una cultura de mercado y de repetición: Los Simpsons.

No voy a hacer una reseña de cada uno de ellos o de los capítulos, me parece absurdo y además, sin sentido, pero si quiero decir que cambió nuestras vidas (o al menos la mía): nos reímos del mundo absurdo en el que viven los “gringos”, pudimos ser partícipes de un nuevo estilo de risa y además alegramos nuestras tardes.

Todo iba bien, siguieron causando risas y saliendo de esquemas durante mucho tiempo, durante tantas temporadas que a veces se pierde la cuenta, repitiéndose hasta el cansancio en cada canal que tenía el privilegio o la fortuna de transmitirlos (y digo fortuna literalmente: cuesta un montón el derecho de hacerlo pero también reditúa de igual manera). Canal Caracol no tuvo más que hacer por la tarde del sábado durante mucho tiempo (ahora, maduraron y copiaron al otro canal poniendo chismes y pendejadas varias) y Frecuencia Latina y otros canales internacionales también “chuparon de la teta” de los amarillos personajes.

Y de repente, como cuando cae un rayo o cuando sale Amparo Grisales a asustar por la noche, todo cambió para mal: cambiaron los directores, los escritores e incluso hasta los dobladores… y empezó cristo a padecer. El programa se volvió soso y triste, con bromas absurdas que ya solo causan risa bajo la premisa de un golpe o algún ruido, no como antes que todo era un complemento, era un libreto bien escrito.

Entonces ahora, y contra todos mis instintos más profundos solo rezo una cosa: que todo vuelva a ser como antes o… que se acaben de una vez! No es justo que sigan destruyendo algo tan bueno para ahora solo seguir y seguir vendiendo; los libretos deben mejorar, y no es una simple crítica de alguien que añora el pasado, pero la calidad del programa ha desmejorado hasta puntos realmente tristes. Es increíble que se hayan convertido en lo que tanto criticaron: en una continuación, en un alargue gris para solamente seguir cobrando cheques de merchandising y derechos de emisión.

Habla Fox (la voz del mal) que ya hay contratados episodios hasta la temporada 25! Por dios bendito, más temporadas para solo rellenar? No más por favor… 

Así que espero que, antes de continuar con más agravios contra aquellos que vimos nacer a Los Simpsons, alguien o algo haga recapacitar al creador para terminar con ese paquete chileno que nos meten ahora, o que alguien ponga (más bien coloque) un aparato nuclear antes de que tengamos que aguantar más estupideces.

Atómico, se dice atómico! (Los que ven la serie me entienden).

P.D.: No es que haya madurado, como se dice por ahí “madurar es para las frutas, no para las personas”, es que simplemente la gracia se les fue acabando a estos amarillos personajes y solo utilizan excusas bobas para meter a personajes de la actualidad que quieren ser parte del legendario programa.

Otra: Ahora que vivo en este país “americanizado” me río aún más de ver las similitudes de las parodias que hacen Los Simpsons de la vida real: El minisúper con sus precios exorbitantes y su dependiente hindú (es cierto!), Don Barredora, el “spring break” donde todos los estudiantes se vuelven locos… y la ineptitud de la policía, no importa cuán “educada” pueda ser.

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