Saturday 7 April 2012

Los queremos libres!


"Mambrú se fue a la guerra, que dolor, que dolor, que pena..."

En estos días de pasión, de sufrimiento, crucifixiones y de lamentos, de arrepentimientos y elevación, nos ataca como un puñado de arena en los ojos la noticia triste y cruel de que los policías que dispararon al grafitero en Bogotá  ahora serán acusados formalmente por la procuraduría, incluyendo a un teniente y un intendente.

Qué país indolente este, donde los héroes si existen y ahora, los quieren convertir en mártires, los quieren poner a cargar las cruces de unos muertos que ni quitan ni ponen; en un país donde los muertos se cuentan por miles, donde hay tanto guerrillero vestido de civil y donde las libertades están demasiado abiertas para todos, es inverosímil que a unos pobres patrulleros policías los quieran crucificar de esa vil manera.

Porque recordemos que ellos están acá para servir a todos, y por ello debemos estarles eternamente agradecidos, ellos pueden hacer y deshacer a la medida que a ellos les parezca, sin tener que hacer venias ni reverencias a nadie, y mucho menos a civiles que no saben cómo es la dura realidad del conflicto, ya sea contra unos guerrilleros apertrechados en medio de la selva o contra un cabecilla grafitero que estaba dañando propiedad pública.

Es que las tareas conjuntas de las fuerzas militares no terminan nunca, ellos siempre están listos para defendernos de cualquier enemigo por más camuflado que esté, por más lejos que esté en la selva o por más cerca que esté en la calle siguiente; ellos siempre nos cuidan de todos los males que esta sociedad corrupta nos deja. 

Ahora, por culpa de un terrorista de los grafitis, quieren condenar a mi policía… país imbécil que ahora quiere pensar, que quiere refutarle las teorías místicas de cómo se dio de baja a semejante individuo a mi sagrada “inteligencia militar”… Él estaba haciendo algo indebido, algo malo, punto. No le mire más lados al asunto que, si mi policía nacional dice eso, es porque así debe ser, porque el chiquillo ese andaba en malos pasos y los policías no hicieron más que defenderse de esa peligrosa lata de pintura que cargaba y de esa aún más peligrosa pistola que no disparaba y que no tenía huellas del pelafustán ese.

Ya es hora de que rodeemos a nuestras castas y puras instituciones castrenses con toda nuestra fuerza, con todo nuestro valor, con todo nuestro corazón, con toda nuestra capacidad de entender que ellos nunca han sido malos, que nunca lo son y nunca lo serán, pues son los libertadores, los guardianes, los guachimanes se podría decir de este avispero alborotado que es mi país. Que ellos siempre han estado dispuestos a entregarlo todo por “celar” este edificio Colombia; que sus macanas han puesto en alto el nombre de la fuerza combativa que vive en ellos; que sus botas siempre han estado prestas para marchar contra cualquier facineroso y a veces incluso prestas para patear traseros comunistas; que sus pistolas han estado siempre al servicio del mejor postor, que es el poder de ellos mismos y de sus superiores; y que sus pitos… mejor no voy a decir nada de ellos porque, como los mantienen soplando, algún mal intencionado tergiversará mis honorables palabras frente  a la frase “soplar pitos”, hasta de pronto se tomarán el atrevimiento de llamarlos “sopla nucas”, solo porque se bañan todos juntos y duermen en sus barracas bien acurrucados para evitar el frío mañanero.

Por eso aplaudo con vehemencia el proceso exitoso que ha recorrido en el honorable congreso de la república  la ampliación del fuero militar, para que así dejen todos esos jueces de pacotilla, esas ONG y todos esos medios liberales de juzgar a los héroes de la patria, a esos fornidos espartanos que luchan día a día para traernos la paz, la prosperidad y la justicia sin pedir nada más que un sueldo y una dotación de balas; porque, para aquellos que dicen que ellos no tienen un espíritu amplio, les recuerdo que ellos siempre dan más de lo que piden, ellos piden no ser juzgados, pero si juzgan a cualquiera que se atraviese al frente; no piden balas pero sin inmutarse las reparten a quien venga. No piden botas, pero pondrán las suyas encima de cualquiera que corra en la oscuridad sin su expresa autorización.

Adelante mis valientes soldadotes de la libertad! No os dejéis amedrentar por esos amarillistas que quieren quitarles el divino mandato de hacer justicia por sus propias manos, de esos que quieren que dejen de utilizar símbolos internacionales para camuflarse en la selva (claro, pero cuando en Cuba lo hacen los izquierdosos, ahí si no arman problema los comunistas esos). Que desde acá, desde este medio plagado de animales, existimos muchos seres humanos que los apoyamos, los respetamos, los queremos y queremos seguirlos viendo en las calles, tranquilos, andando en sus motos y soplando pitos! (y por qué no, nucas, como se muestra en la foto).

Rito Alejo, Plazas Vega y todo el combo de Puerto Lleras, Los queremos libres!

P.D.: Será mi impresión o a mi Dr. Uribe le está luciendo algo mal ese papel de mula de dos pisos que ahora quiere encarnar, ya que siempre la yegua más astuta, la que se ubica debajo de él, lo bota de su lomo y lo pone de rodillas… Pero afortunadamente fue algo sin trascendencia, como dice él: fue “una bobadita”.

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