Monday 2 April 2012

Unchained Melody


"Inserte aquí el nombre de su secuestrado"
La noticia caliente, que está recién salida del horno y se orea en las ventanas de los medios de comunicación, es la de la liberación que de manera unilateral hizo la guerrilla de esos pobres militares que llevaban muchos años retenidos de manera ilegal. Más allá de juzgar si el gobierno o la guerrilla hicieron bien o mal en estos años de guerra sin cuartel y de muertos y miles de heridos y desplazados, queda hacer un análisis profundo de la realidad que vive el país, no esa realidad vendida desde los comerciales de Colombia es Pasión, ni tampoco de ese país del infierno que nos muestran en algunos reportajes, que aunque crudos, no reflejan todo el sentir de un país, un país que, al contrario de lo que se afirma todos los días, está lleno de gente mala, en donde los buenos son pocos (que conste ante notario público que no me incluyo), donde los que luchan por el país siempre han sido y serán satanizados por sus intenciones que van en contravía del sentido común del colombiano de bien.

La gente que en verdad lucha por el país desde cualquier escenario es criminalizada, satanizada e incluso ridiculizada por su pensamiento, por su idea de justicia: de una justicia verdadera, rápida y efectiva, una justicia que no se amañe ni se amanguale con la clase corrompida del país, que no se deje comprar como una prostituta, que no se venda al mejor postor. Es satanizada por su idea de paz, que no es la paz de los cementerios ni la paz endilgada con vaselina y un fusil que nos quieren vender día a día desde los centros de control de la población, que ahora los llaman “canales privados”, ya sean de televisión, radio o prensa. Es satanizada por su idea de equidad y de igualdad, no solo de géneros, sino de trabajo, de dinero, de regalías, de obras, de oportunidades y de justicia social.

Los soldados y policías vuelven a casa y son estrellas de una noche, que solo sirven para mojar periódicos y aumentar su circulación, para aumentar el rating de aquel canal que venda mejor el dolor ajeno y se alimente del padecimiento de las familias para enriquecer sus casi vacíos bolsillos (y de paso este blog también se alimenta en parte de ellos, aunque sin recibir regalìas por eso). 

Son solo eso, estrellas fulminantes, que luego serán olvidados y dejados a su suerte como ha pasado con todos los demás liberados: abandonados por el estado, que no les brinda nada más que malos medicamentos y peores psicólogos para enfrentar sus dolores físicos y mentales; abandonados por los noticieros que tanto se beneficiaron de ellos, de su pena, de sus angustias y de sus dolores (paréntesis, siempre me ha parecido estúpida la pregunta “cómo se siente después de ver que liberaron a su padre?”, seguramente el entrevistado va a decir “no, aburridísimo su persona, que ojalá lo tengan por allá otros 10 años”) y que luego reemplazarán por las noticias de farándula, que luego reemplazarán por una mujer de grandes curvas y poco cerebro, de atención distante y moral distraída; abandonados por aquellos que propiciaron la liberación, porque solo los verán como un escaño más en un proceso de paz, pero ahora ya ineficientes como recurso político para acceder a sus pretensiones; y lo más triste de todo, serán olvidados por todos aquellos que se creen (o que nos creemos) “gente de bien”, porque ya saldrán de nuestros pérfidos corazones para habitar en nuestro olvido, porque ya serán un periódico de ayer, que fue sensacional en aquel momento, pero que luego será intrascendente frente a las noticias de Shakira y Piqué o de la tez de Thalía o la sexualidad de Ricky Martin.  (Y me disculpan si esas noticias de farándula ya están recalentadas, pero no acostumbro a ver Estilo R.C.N. para hacer digestión de mis fríjoles de martes por la tarde).

Enhorabuena por los liberados, por sus familias que han sido víctimas de un conflicto armado que lleva incontables años, en los cuales los únicos que han sufrido son los pobres, guerra en la cual los soldados han recibido las balas y los generales las medallas;  espero de todo corazón que de alguna manera la liberación les devuelva algo del tiempo perdido con sus familiares, con sus hijos, hermanos, padres y demás, que puedan ahora disfrutar de una libertad que nunca se les debió arrebatar, que se mejoren de una vez por todas de ese sufrimiento en el que se estaban pudriendo, en ese sufrimiento en cadenas y maleza. Nunca debieron caer presas de este conflicto que ha destruido a un país, que ha cercenado la consciencia de la gente y ha demolido nuestros sueños de prosperidad y de igualdad. Pero espero con mayor fervor aunque con poca fe que todos los demás no los premiemos con la indiferencia que nos caracteriza, que su galardón no sea una placa de lata que les ofrecerá el gobierno para paliar sus dolencias, ni que el premio de consolación que lleven a casa sea el olvido, el olvido criminal de un país sin memoria, que solo recuerda lo que le conviene o lo que lo distrae, pero nunca recuerda lo importante, que todos somos iguales.

Que viva la vida sin cadenas, sean las que están en las selvas o las que viven en las taras mentales.

P.D.: Hablando de Ricky Martin, recordé a un personaje que ahora es prófugo de la justicia con una canción de este simpático ex - menudo que dice: “vuelve, que sin ti la vida se me va, vuelve, nadie ocupará tu lugaaaar, sobra tanto espacio si no estás, no pasa un minuto sin pensar, que sin ti la vida lentamente se me vaaa”…. En serio,  espero que Luis Carlos Restrepo vuelva rápidamente a las filas uribistas que desfilan por el país, para que no nos castigue más con su ausencia, con el látigo de la indiferencia.

Más: Leí en la revista Semana que llevar el perro al trabajo reduce el estrés de los empleados; ahora si comprendo el porqué de Arias en la cartera ministerial, solo era una forma de disminuir el estrés de mi ex!

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