Wednesday 25 April 2012

Una mentira para mi princesa o para la señorita de la barra…


“Cuántos daños has hecho Disney Club!”

Es una vida solitaria la que nos toca vivir, la que nos tenemos que aguantar, la que tenemos que soportar en esta existencia fría y cruel, rodeados de personas que no nos comprenden y menos nos aguantan, que son un mundo aparte y que jamás compaginarán con nuestros pensamientos y sentimientos (entrando en modo emo).

Es que encontrar al alma gemela es una tarea titánica, estoica, de proporciones bíblicas, una tarea que tal vez ni el mismo Perseo, Teseo u otros “eos” pueda superar; no es fácil vencer barreras entre seres humanos, encontrar sus gustos, sus debilidades y finalmente encontrar a alguien que lo acompañe a uno en las buenas y en las malas (que mal chiste ese de los curas. Si cuando llegan las malas todos queremos mejor emprender largo vuelo hacia lugares más cálidos y fáciles, o no? Porque siempre es mucho más fácil renunciar y luego encontrar excusas, cierto?).

Pero he ahí el problema capital que concierne a este individuo escribano, que hay que hablar con las mujeres… y ah cosa chusca oiga! Ellas dicen una cosa pero hacen otra, predican pero no cumplen, hacen pero no demuestran, son todo un laberinto infinito de pasiones y razones mal razonadas, de contradicciones que se contradicen a sí mismas (v.g.: escena: un hombre le dice a su novia “no sé qué es lo que te pasa”, ella le contesta “cómo que no lo sabes”, y el, yo sé, olímpicamente le contesta “es que acaso tendría que adivinarlo?”, a lo que ella, de una manera más gráfica contesta con un contundente “SI”… es una conducta que en verdad, escapa de mi comprensión) y de temores extraños pero al parecer, válidos para ellas.

Y entonces me llega la oportunidad de decir: mujeres, diosas humanadas, princesas aladas y saladas, no puedo “caerles”, me es imposible hacerlo, no puedo galantearlas hasta llevarlas a mi lado, ya que no sé hacer algo que a ustedes les fascina que les hagan: mentir! No me echo flores ni tampoco me doy bombones (gracias Fanny Lu), simplemente no sé mentir; los que me conocen lo saben; no puedo mirar a los ojos cuando lo hago, me río estúpidamente o hago señales inequívocas de mi equívoco.

No puedo decirles las mentiras que tanto les gustan, no puedo decir cosas que son estúpidamente falsas: nunca te voy a dejar sola, nunca había conocido a alguien como tú, me gustan solo rubias (o pelinegras o crespas o lacias, dependiendo de la víctima)*, me gustan las mujeres de ojos grandes (depende también del target), no me había dado cuenta de tu amiga (si claro…), me encanta cocinar (bueno, esa parte si es verdad, lo malo es que no me gusta limpiar…), me encanta caminar bajo la lluvia, qué lindo te ríes, nunca peleo, me fijo más en la personalidad (esa si me encanta de cabo a rabo), las damas primero (el que lo entendió, lo entendió), me fascinaría conocer a tus padres, amo a tu gato, que lindo es tu hijo (esa creo que es la peor), etc.

Pero a ellas les fascina, se mueren y derriten por todas esas “humildes” pero sentidas palabras que salen de la boca del mentiroso de turno; peor aún, saben que es mentira, y aun así les encanta que les vean la cara, que les hagan propuestas falaces sin importar cuan descabelladas sean. No les importa nada, con tal de que la mentira sea consistente con sus sueños de Barbies y películas de Disney.

Porque a las de mi generación las dejaron marcadas los muñequitos animados de ese fanfarrón de Disney; aprendieron con la Bella y la Bestia que, detrás de toda bestia hay un caballero que las ama, que las valora pero que además no tiene problemas en invitarlas a su castillo y hacerlas vivir como una princesa (es que con plata, el tipo aguanta); de la Sirenita, aprendieron que no importa que tan distantes están los mundos de dos personas, siempre y cuando se amen estarán juntos para toda la eternidad (inserte risa aquí) en sus más profundos sueños húmedos (lo digo por el mar no…), sin importar que sean de distintas sociedades (eso solo se cumple en los cuentos y en Corín Tellado); de Aladino aprendieron que cualquier chabacán mal vestido las llevará a pasear en su bien decorada alfombra voladora y que, a pesar de haber nacido princesas, tienen el alma aventurera (pffff); y qué decir de Hércules, que les enseñó que siempre habrá un héroe musculoso pero tímido, hermoso y famoso, un adonis de rasgos varoniles pero delicados a la vez, con voz suave y gentil (como Ricky Martin) que les enseñará nuevamente a amar; Blanca Nieves les enseñó que está bien vivir con 7 hombres y que no pase nada de nada porque es una amistad hermosa, y peor aún, les enseñó que cuando menos lo esperen o estén dormidas, llegará su príncipe azul para despertarlas y hacerlas vivir un cuento de hadas.

Pues les cuento algo mis divinas princesas, mis hermosas muñecas de carne y hueso (y maquillaje), todo fue mentira… hasta ahora no conozco al primer tipo que tenga un castillo, que sea millonario y que esté solo a pesar de ser feo (no vieron el cartel de los sapos?), que mentira tan bien ubicada la del señor del castillo azul en Florida; no he encontrado al primer aventurero que vaya a buscarlas hasta la más lejana costa del pacífico para que sean su amor eterno si tienen a una que les guiña el ojo desde la otra acera (eso de viajar ocho horas por carretera lo hacen pocos en verdad); tampoco he conocido (tal vez por mi falta de mundo) al primer gamín o atarbán que las trate como a unas princesas y que las lleve a volar, bueno tal vez si conozco a uno que otro que hacen realidad el sueño de la alfombra, ya que las ponen a limpiarla todos los días…; por otra parte, les recuerdo que la verdadera historia de Hércules no es como se las pintan en el clásico animado y que quien hace la voz del personaje ahora patea con la otra pierna (por lo gentil pero varonil);y qué decir de los 7 hombres… niñas, si viven con 7 hombres y no pasa nada es porque todos ellos son gay o ustedes son muy feas, esa es la triste realidad (les había dicho antes que no sé mentir).

Despierten, despierten ahora de ese mundo de mentiras que se han construido, vuelvan a la realidad donde tristemente habitamos, abandonen ahora les imploro el maravilloso mundo de Disney, aléjense con celeridad de esos cuentos y cuenteros mal versados que les han estado vendiendo por tantos años!

Pero no lo hacen, siguen soñando que llegará su príncipe azul para salvarlas de su mundo infernal y llevarlas al país de nunca jamás, donde nunca crecerán ni envejecerán (ay que sueño tan dindo dindo), donde siempre vivirán en aventuras (en pañales) al lado de su sacro hombre. Y como siguen soñando, les siguen metiendo los mismos cuentos avejentados, incrustados en nuevas aventuras y nuevos acentos; como ya se dijo en otro artículo, sueñan con ser parejas de algún Piqué que las convierta en todas unas Shakiras, sueñan con un Beckam que las vista de Victoria’s Secret como a Victoria, sueñan con un atorrante argentino que las trate de “minas” y les enrede la cabeza con su acento proto-itálico del Río de la Plata, sueñan con un italiano que las embelese con su figura y su porte, con su olor a pizza y su góndola (o gónada?, en eso no me meto), o con un gringo que las saque de la olla y de ese país del demonio en el que tuvieron que nacer.

Sueñan y sueñan que les mientan y les mientan, que las engañen por todos sus poros, que no dejen un solo momento de mentirles… y ahí es donde tenemos problemas señoras y señoritas, porque yo no sé mentir, y  creo que mi estado civil actual se debe a esa monstruosa y horrible discapacidad…

Aunque ya viendo mejor la situación, y detrás de toda esta quejadera es más fácil decir que yo estoy mal, que debería empezar a mentir y a formarme en ese mundo que les gusta, que tantos no pueden estar equivocados, que es mejor mentir que tener que lamentar; que debería dejar mis escrúpulos estúpidos y hacer lo que más enamora a las “minas”: Mentir! Mentir hasta que la nariz me crezca de manera absurda! Al menos estaré narizón pero acompañado, y tal vez, solo si aprendo bien de mis cofrades y congéneres homínidos del sexo masculino, no solo acompañado de una sino de muchas bellezas afrodisiacas, porque tal vez las mujeres sean como Mini Chips: Muchas no son tantas…

Deberé entrenarme en el arte de engañar, de mentir, de ser falaz en cada una de mis expresiones; mirar a los ojos de la víctima sin vacilar ni dudar y lanzar alguno de esos cuentos acartonados que tanto aman: cómo te luce el maquillaje, ese labial hace juego con tus ojos, como estás de delgada, ya no podré ver a ninguna otra mujer (conste, que eso si mi ha pasado, pero eso es historia para otra narración que estoy haciendo), que bien lo haces… el almuerzo (como si las mujeres de ahora supieran siquiera cocinar)… yo sé que será complicado actuar contra esos malos instintos veraces que me acompañan, pero no me rendiré hasta que todo mi cuerpo sea un solo dechado de mentiras.

La mentira debería ser nuestro estatus actual y deberé entregarme al aprendizaje de dicha habilidad para así, con premura, salir de esta momentánea soledad que me aqueja por no poder soltar falacias a diestra y siniestra. Razón tiene el conocido refrán que dice “Los hombres pecan por los ojos y las mujeres por los oídos, es por eso que las mujeres se maquillan, y los hombres mienten”.

Por eso mentiré y mentiré y tiraré tu casa abajo! 

P.D.: Sí, me he visto todas las películas de Disney y por ello las saco de la manga cada vez que puedo… y no hablé de Mulán no porque no hable de falsos conceptos y de mentiras recargadas (eso de las valientes heroínas), sino porque me cae bien el mejor personaje del cuento: Mushu (“Claro, salven al caballo”, “viste a esos Hunos? Brotaron de la nieve, como margaritas”, “Vaquita, cariño, necesitamos transporte”, “Soy de tamaño bolsillo para su conveniencia, si viniera en tamaño normal, tu vaca moriría de miedo… échate Clara Bella”). Los que me conocen saben que hasta el acento les puse a las frases mientras las escribía.

La Otra: En el lugar del asterisco (no se imaginen mal, solo es una referencia bibliográfica y no gráfica o morfológica) es para hacer un comentario suelto: Qué mentira tan pendeja esa de que Alizée es la única lacia (o será Lassie?) que le gusta al muchacho posudo… Despierta amore, despierta mi bien despierta (guiño guiño). Sabes que te la sabes! Será que “last night you dreamt of San Pedro? Quítate esa venda de los ojos ahora que puedes Spanish Lullaby…  Muácatelas!

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